Presbiterianismo en la primera reforma en Inglaterra

Por Alejandro Moreno Morrison.

Dedicado a la memoria del ‘Rey Niño’ Eduardo VI de Inglaterra, joven reformador cristiano y “ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza.”

door_french_protestant_church_londonDeambulando aleatoriamente por el centro de Londres una tarde de julio de 2001, me topé por casualidad con el edificio donde se congrega la Iglesia Protestante Francesa en Londres (Eglise Protestante Français de Londres).  Me emocioné muchísimo por el providencial hallazgo de esta histórica iglesia, que es un vestigio del reinado y ministerio del ‘Rey Niño’ Eduardo VI de Inglaterra y también un importante antecedente nuestro como presbiterianos.

Eduardo nació del rey Enrique VIII de Inglaterra y su reina consorte Jane Seymour el 28 de octubre de 1537 (17 meses después de que el pueblo de Ginebra confirmara el Edicto de Reforma).  Por recomendación del obispo Hugh Latimer a Enrique VIII, el príncipe Eduardo fue criado en la fe protestante.  Como resultado de lo anterior el hugonote[1] Jean Bellemain fue nombrado tutor de francés del príncipe.  Bellemain ejercería gran influencia nutriendo la fe Reformada (“calvinista”) de este futuro rey de Inglaterra.[2]

A la muerte de su padre, el 28 de enero de 1547, Eduardo ascendió al trono de Inglaterra con el nombre Eduardo VI cuando contaba con nueve años de edad.  Desde el principio de su reinado, Eduardo VI buscó la reforma oficial de la Iglesia en Inglaterra pues, aunque Enrique VIII la había separado de la jurisdicción papal, la había dejado intacta en cuanto a doctrina y práctica.  La reforma oficial de la Iglesia de Inglaterra durante el reinado de Eduardo VI fue encabezada primero por Thomas Cranmer, Arzobispo de Canterbury, y el tío del rey, Edward Seymour, Duque de Somerset y Lord Protector, contando con el apoyo y cooperación de otros oficiales del gobierno, aristócratas, y clérigos (como Hugh Latimer y Nicholas Ridley), todos ellos de persuasión evangélica.  Pronto también el rey Eduardo VI se involucraría directa y celosamente en hacer progresar la fe y la práctica Reformadas en su reino, y en reformar a la Iglesia inglesa.

En el ámbito internacional la Inglaterra de Eduardo VI se convirtió en un refugio para protestantes perseguidos de toda Europa, aun por encima de Ginebra.  Más aún, el gobierno de Eduardo VI fue intencional en atraer a protestantes extranjeros, incluyendo eruditos y ministros prominentes que ayudaran al avance de la Reforma en Inglaterra.  Fueron Cranmer y Eduardo VI quienes intercedieron ante el gobierno de Francia para liberar al reformador escocés Juan Knox de las galeras francesas.  Cranmer ofreció un obispado a Knox a fin de que éste tuviera influencia oficial dentro de la Iglesia inglesa y así pudiera ayudar a Cranmer en la reforma de la iglesia.  No obstante, Knox rechazó el ofrecimiento pues era un presbiteriano convencido que se oponía a la forma episcopal de gobierno.  Eventualmente, en 1551, Knox fue nombrado capellán real y pronto se convirtió en uno de los predicadores favoritos del joven rey Eduardo VI.

Entre otros protestantes extranjeros prominentes invitados a Inglaterra estuvieron también el teólogo italiano Pietro Martire Vermigli, quien fue invitado a ser Profesor Regio de Divinidades en la Universidad de Oxford; el teólogo alemán Martín Bucero, quien fue invitado a ser Profesor Regio de Divinidades en la Universidad de Cambridge; y el teólogo, reformador y estadista polaco Juan A Lasco (Jan Laski), quien fue invitado a ser superintendente  de las iglesias para los extranjeros residentes en Londres.  Lasco ya había probado su idoneidad para este encargo pues, por invitación de la Condesa Ana de Frisia Oriental (Alemania), entre 1542 y 1543 había reorganizado la vida religiosa de la ciudad-estado de Emden convirtiéndola en una verdadera “Ginebra del norte.”[3]

En 1550, mediante una carta patente, el rey Eduardo VI otorgó a las iglesias protestantes de los extranjeros protección y libertad respecto del estado y de la Iglesia de Inglaterra.  Ésta era “una excepción a las leyes de 1549 y 1552, que decretaban la uniformidad religiosa del reino,”[4]  y el primer caso de una iglesia Reformada libre.  En una carta dirigida al rey Eduardo VI, Juan Calvino escribió: “…todas las personas de mente recta alaban a Dios, y se sienten grandemente agradecidos contigo, por haberte placido con gracia otorgar iglesias a tus súbditos que hablan las lenguas francesa y alemana, en lo que respecta al uso de los sacramentos y la disciplina espiritual.  Espero que la licencia que te ha placido darles tenga su efecto.”[5]

El efecto al que se refería Calvino tenía que ver con una de las razones por las que los reformadores ingleses habían establecido la referida Iglesia de los Extranjeros, a decir, que sirviera como modelo para la reforma de la Iglesia inglesa. Lasco escribió “Pensamos, de hecho, que las iglesias inglesas, animadas por este ejemplo, estarían unánimes, a lo largo del reino a volver a la forma apostólica de adoración en toda su pureza.”[6]  Respecto de dicha Iglesia de los Extranjeros, el historiador Diarmaid MacCulloch de la Universidad de Oxford comenta: “No hay duda de la importancia de estas congregaciones plenamente reformadas en medio de una Iglesia nacional que era semi-reformada; eran una señalización hacia una versión del futuro.  Su avivada vida devocional e intelectual pronto atraerían amplio interés en Londres…”[7]

Al mismo tiempo, John Hooper (uno de los precursores del puritanismo) había emprendido una cruzada contra algunas de las prácticas no bíblicas de la Iglesia inglesa (las vestimentas sacerdotales y los rituales sinsentido) contando con el apoyo de Lasco, quien había podido quitarlos “de un solo golpe en práctica y disciplina de la Iglesia de los Extranjeros, sobre la cual Lasco presidía con toda la… decisión que caracterizaba la versión de Juan Calvino de la forma de gobierno presbiteriana en Ginebra.”[8]  MacCulloch concluye que, “Entre Hooper y Lasco habían ofrecido una visión para el futuro de la Iglesia inglesa: purgada de toda corrupción del pasado y moviéndose a la par de las iglesias cívicas más plenamente reformadas en Suiza.” [9]

Uno de los distintivos de la Iglesia de los Extranjeros era su forma de gobierno que no era episcopal sino presbiteriana.  Se eligieron cuatro ministros y luego cuatro ancianos, “conforme a la ordenanza apostólica, para ayudar a los ministros, no de hecho en el ministerio de la Palabra, sino en la conservación de la doctrina y la moral de la iglesia.  Después de éstos fueron elegidos cuatro diáconos.”[10]  Pastores y diáconos recibieron por igual la imposición de manos, lo que significó un avance de los laicos.[11]  “El primer lunes de cada mes se instalaba el coetus, en el que los oficiales de las tres congregaciones se reunían.  Esta institución, que puede ser comparada con un presbiterio moderno, continuó en operación hasta finales del S. XIX.”[12]

En teoría todos los ancianos tenían la misma responsabilidad y compartían la misma ordenación.  Esto marca un énfasis importante y característico de Lasco, quien en este punto se acerca a la doctrina del ministerio esencial de todos los cristianos.  En la práctica aquéllos que son apartados como ministros de la Palabra administraban los sacramentos y eran asistidos por otros ancianos.  Por otro lado los ancianos laicos llevaban la responsabilidad especial de mantener la disciplina…  los deberes asignados a los ministros de la Palabra y de la “espada” (ancianos) diferían más bien en énfasis que en carácter.

El experto en hugonotes Bernard Cottret hace notar que esta forma de gobierno esclesiástico (plenamente presbiteriana) estaba “muy adelantada a su tiempo y contradecía los puntos de vista de la Iglesia de Inglaterra.”[13]  MacCulloch pone a la par el libro de Lasco Forma ac ratio tota ecclesiastici ministerio (su exposición y defensa de la doctrina y práctica de la Iglesia de los Extranjeros) con la Institución de Calvino y afirma que “proveyó un texto clave para el futuro del cristianismo Reformado a lo largo de Europa.”[14]

En cuanto a su entendimiento de la continuidad histórica de la única santa iglesia católica y apostólica, Lasco explícitamente afirmaba que la verdadera fuente de sus ideas era “la iglesia pura de los apóstoles, la era dorada de la Iglesia primitiva.”[15]  Los reformadores no se veían a sí mismos como transformadores de la Iglesia, sino como aquellos que estaban regresando a la Iglesia a su forma y orden originales.  No eran innovadores; las “supersticiones papistas” eran las que eran innovaciones. [16]  Por lo tanto, Lasco afirmaba, “Que esta iglesia reformada no tiene la intención de ser una nueva iglesia, separada de otras iglesias, sino más bien, una, católica, apostólica…  Las iglesias falsas… tales como las de los turcos [musulmanes], la del papado, y los anabautistas, y los davidistas, no son parte de esta verdadera Iglesia.”[17]

Lamentablemente, la inesperada y prematura muerte del rey Eduardo VI, el 6 de julio de 1553, a la edad de 15 años, y la consiguiente ascensión al trono inglés de su hermana mayor, María Tudor (“la sangrienta”), pusieron fin abruptamente a la primera Reforma en Inglaterra.  María, catolicorromana, persiguió brutalmente a los protestantes, muchos de los cuales emigraron para encontrar refugio en Europa continental.

Lasco fue eventualmente llamado a volver a Polonia como secretario del rey Segismundo II, posición desde la cual lideró la reforma calvinista en Polonia.  Knox (que desde su llegada a Londres había estado muy cerca de Lasco y de la Iglesia de los Extranjeros) se refugió en Ginebra, donde conoció personalmente a Calvino y pastoreó la congregación de habla inglesa.  De Ginebra Knox se mudó a Frankfurt y en 1559 llegó de vuelta a Escocia, trayendo consigo el presbiterianismo que había aprendido de Lasco y la Iglesia de los Extranjeros, y de Calvino y la Iglesia de Ginebra.  Al año siguiente, en 1560, el parlamento escocés adoptó la reforma presbiteriana como resultado del ministerio de Knox.

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[1] Los hugonotes eran los protestantes reformados (“calvinistas”) franceses.

[2] Bernard Cottret, The Huguenots in England (Cambridge: Cambridge University Press, 1991), p. 28.

[3] Frederick S. Carney, “Translator’s Introduction. The New Interest in the Political Theory of Althusius,” en Johannes Althusius, Politica. An Abridged Translations of Politics Methodically Set Forth and Illustrated with Sacred and Profane Examples (Indianapolis: Liberty Fund, 1995); p. xi.  Disponible en: http://oll.libertyfund.org/titles/althusius-politica.

[4] Cottret, op. cit., p. 35.

[5] The Parker Society, eds., “John Calvin to King Edward VI,” en Original Letters Relative to the English Reformation (Cambridge: The University Press, 1847), pp. 710 (carta CCCXXXVI).

[6] Cottret, op. cit., p. 38.  Citando a Schickler, Les Eglises du Refuge en Angleterre, pp. 31-32.

[7] Diarmaid MacCulloch, Thomas Cranmer (New Haven: Yale University Press), 1993; p. 478.

[8] Ibid.

[9] Ibid., p. 483.

[10] Frederick A. Norwood, ‘The Strangers’ “Model Churches” in Sixteenth-Century England,’ en Franklin H. Little, Reformation Studies: Essays in Honor of Roland H. Bainton (Richmond: John Knox Press, 1962), p. 189.

[11] Ver Cottret, op. cit., p. 40.

[12] Norwood, op. cit., pp. 189-190.

[13] Schickler, Les Eglises du Refuge en Angleterre, I p. 41.  Citado en Cottret, op. cit., p. 40.

[14] MacCulloch, op. cit., pp. 480-481.

[15] Norwood, op. cit., p. 189.

[16] Ver Cottret, op. cit., p. 159.

[17] Norwood, op. cit., p. 188.

Nota editorial: La versión original (en inglés) de este artículo fue publicada en The Progress of St. Paul’s, la revista mensual de St. Paul’s Church (PCA), Orlando, en septiembre de 2001.

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Ver también: Oración por toda la Iglesia de Cristo (usada por la congregación angloparlante en Ginebra, en tiempos de Calvino y Knox)Las oraciones públicas, colectivas, comúnes, o litúrgicas en la práctica reformadaJuan Calvino acerca de las oraciones públicas, litúrgicas (o al unísono) de la Iglesia en el culto públicoLa Cena del SeñorOrigen tardío de la doctrina de la transubstanciación, y temprana oposición a la mismaLa música en la Iglesia occidental en tiempos previos a la ReformaInfluencia del calvinismo y del puritanismo en el pensamiento político de las colonias británicas en el norte de América (siglos XVII y XVIII)Sobre la liturgia ginebrina de Juan Calvino para la celebración de la Cena del SeñorBrevísima nota biográfica sobre Jonathan EdwardsLas esposas de Juan KnoxSobre la visión puritana del día domingoPuritanismo como un movimiento de avivamiento, 1 (a)¿Cómo eran los puritanos originales?La espiritualidad del culto público en la Iglesia del Nuevo TestamentoNulidad de los oficios eclesiásticos no prescritos en la BibliaEl “Salterio ginebrino” o “Salterio de Ginebra” en españolLos puritanos del S. XVII y las ciencias, la cultura, y la educaciónSamuel Rutherford (1600-1661) erudito, pastor, teólogo, pactante y comisionado escocés a la Asamblea de Westminster.

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Alejandro Moreno Morrison, de nacionalidad mexicana, es un abogado y teólogo reformado. Fue educado en la Escuela Libre de Derecho (México), el Reformed Theological Seminary Orlando, y la Universidad de Oxford.  En el Reformed Theological Seminary Orlando fue asistente del Rev. Dr. Richard L. Pratt, y del Rev. Dr. Ronald H. Nash.  Ha ministrado como maestro de doctrina cristiana y Biblia y como predicador en diversas iglesias y misiones de denominaciones como la Iglesia Presbiteriana Reformada de México, la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, la Iglesia Nacional Presbiteriana Conservadora de México, la Presbyterian Church in America, la Presbyterian Church of Ireland, y la Reformed Presbyterian Church North America Synod.  Con esta última estuvo a cargo de una misión durante 2014.  También ha sido profesor invitado de Teología Sistemática, Ética, Evangelismo, y Apologética en el Seminario Teológico Reformado de la Iglesia Presbiteriana Reformada de México, y de Sistemas Políticos Contemporáneos en la Facultad de Derecho de la UNAM (México).  Desde 2010 es profesor adjunto de Filosofía del Derecho en la Escuela Libre de Derecho.