La Reforma antes y aparte de Lutero

Por Alejandro Moreno Morrison

Versión revisada (en formato PDF) de la presentación PowerPoint usada el sábado 28 de octubre de 2023, en la Iglesia Príncipe de Paz (Iglesia Nacional Presbiteriana de México), de Torreón, Coahuila, México.

Esta conferencia comienza con el crecimiento del papado y las deformaciones que se derivaron del mismo, para luego hacer un breve repaso del inicio de la Reforma con los valdenses y John Wycliffe hasta la llegada de Juan Calvino a Ginebra, mostrando la independencia que tuvo esta Reforma de la Reforma luterana.

Esta conferencia es continuación de la conferencia Brevísima historia de algunas de las primeras deformaciones en la Iglesia antigua (siglo II en adelante).

Ver también: Para entender la Reforma; Presbiterianismo en la primera reforma en Inglaterra; The Lovely Italian Princess & the Erudite Spanish Reformer: Giulia Gonzaga & Juan De Valdés in the 16th century Reformation; Calvino sobre el principio que regula la verdadera adoración a Dios; Calvino: El segundo mandamiento prohíbe las invenciones humanas en el culto al Dios verdadero; Sobre la liturgia ginebrina de Juan Calvino para la celebración de la Cena del Señor; Casiodoro de Reina sobre los sacramentos de la Iglesia cristiana; Origen tardío (no apostólico) de la doctrina de la transubstanciación, y temprana oposición a la misma; Pretender adorar a Dios en cualquier forma no prescrita por Él es superstición e idolatría; La enseñanza bíblica sobre la adoración pública del Dios verdadero (video-conferencia – bilingual video-lecture); La luz de la naturaleza es insuficiente para prescribir la manera aceptable de adorar al Señor; La espiritualidad de la verdadera adoración en el Nuevo Testamento; Nulidad de los oficios eclesiásticos no prescritos en la Biblia; La música en la Iglesia occidental a principios del S. XVI; Sermón temático: Soli Deo gloria (audio); Dos sermones sobre Éxodo 32:1-33:6, episodio del becerro de oro (audios); Sermón expositivo de Éxodo Caps. 35-39, 1ª parte: El principio regulador del culto como señal de la relación pactual entre Dios y Su pueblo (audio).

Alejandro Moreno Morrison es un abogado y teólogo reformado de nacionalidad mexicana. Obtuvo el título de Abogado por la Escuela Libre de Derecho (Ciudad de México) y la maestría (Master of Arts in Biblical Studies, MABS) por el Reformed Theological Seminary (EUA); parte de esos estudios de maestría los cursó en la Universidad de Oxford (Reino Unido).En Reformed Theological Seminary fue asistente del Rev. Dr. Richard L. Pratt (Antiguo Testamento), y del Rev. Dr. Ronald H. Nash (Filosofía).Ha ministrado como maestro de doctrina cristiana y Biblia y como predicador invitado en diversas iglesias y misiones de varias denominaciones incluyendo la Iglesia Presbiteriana Reformada de México, la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, la Iglesia Nacional Presbiteriana Conservadora de México, la Presbyterian Church of America, la Presbyterian Church of Ireland y la Reformed Presbyterian Church, North America Synod. Con esta última estuvo a cargo de una misión durante 2014.También ha sido profesor invitado de Teología Sistemática, Ética, Evangelismo, y Apologética en el Seminario Teológico Reformado de la Iglesia Presbiteriana Reformada de México, de Sistemas Políticos Contemporáneos en la Facultad de Derecho de la UNAM (México), y de Derecho Corporativo del Global Startup Lab for Mexico del Massachusetts Institute of Technologies.Desde 2010 es profesor adjunto de Filosofía del Derecho en la Escuela Libre de Derecho.

Brevísima historia de algunas de las primeras deformaciones en la Iglesia antigua (siglo II en adelante)

Por Alejandro Moreno Morrison.

Versión revisada (en formato PDF) de la presentación PowerPoint usada el sábado 28 de octubre de 2023, en la Iglesia Príncipe de Paz (Iglesia Nacional Presbiteriana de México), de Torreón, Coahuila, México.

En esta conferencia se analizan las presiones deformadoras que comenzaron a acosar a la Iglesia desde la era apostólica y la respuesta apostólica contra ellas; el concepto paulino de ethelothreskia (religión que nace de la voluntad humana y no de la de Dios), la falsa piedad como ejemplo de ethelothreskia y como fuente de las primeras deformaciones adoptadas por la Iglesia del S. II, el principio regulador de la adoración, las deformaciones introducidas a la Iglesia tras la «conversión» del emperador Constantino, y otras deformaciones introducidas a la Iglesia antes de la Edad Media.

Esta conferencia es la continuación de la conferencia Para entender la Reforma.

Ver también: Para entender la Reforma; El culto de la sinagoga fue el modelo del culto de la Iglesia apostólica; La música en la Iglesia occidental a principios del S. XVI; Origen tardío (no apostólico) de la doctrina de la transubstanciación, y temprana oposición a la misma; Calvino sobre el principio que regula la verdadera adoración a Dios; Pretender adorar a Dios en cualquier forma no prescrita por Él es superstición e idolatría; La luz de la naturaleza es insuficiente para prescribir la manera aceptable de adorar al Señor; Instrumento de alabanza: La dulce música de los salmos a capela; Apocalipsis 9:13-21 (La sexta trompeta): Sugerencias para reflexionar y aplicar a nuestras vidas; Calvino: El segundo mandamiento prohíbe las invenciones humanas en el culto al Dios verdadero; Sermón temático: Soli Deo gloria (audio); Dos sermones sobre Éxodo 32:1-33:6, episodio del becerro de oro (audios); La espiritualidad de la verdadera adoración en el Nuevo Testamento; La enseñanza bíblica sobre la adoración pública del Dios verdadero (video-conferencia – bilingual video-lecture); Presbiterianismo en la primera reforma en Inglaterra; Casiodoro de Reina sobre los sacramentos de la Iglesia cristiana.

Alejandro Moreno Morrison es un abogado y teólogo reformado de nacionalidad mexicana. Obtuvo el título de Abogado por la Escuela Libre de Derecho (Ciudad de México), y el grado de Master of Arts in Biblical Studies por el Reformed Theological Seminary; parte de esos estudios de maestría los cursó en la Universidad de Oxford. En el Reformed Theological Seminary fue asistente del Rev. Dr. Richard L. Pratt (Antiguo Testamento), y del Rev. Dr. Ronald H. Nash (Filosofía). Ha ministrado como maestro de doctrina cristiana y Biblia y como predicador en diversas iglesias y misiones de varias denominaciones incluyendo la Iglesia Presbiteriana Reformada de México, la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, la Iglesia Nacional Presbiteriana Conservadora de México, la Presbyterian Church of America, la Presbyterian Church of Ireland, la Reformed Presbyterian Church North America Synod. Con esta última estuvo a cargo de una misión durante 2014. También ha sido profesor invitado de Teología Sistemática, Ética, Evangelismo, y Apologética en el Seminario Teológico Reformado de la Iglesia Presbiteriana Reformada de México, de Sistemas Políticos Contemporáneos en la Facultad de Derecho de la UNAM (México), y de Derecho Corporativo del Global Startup Lab for Mexico del Massachusetts Institute of Technologies. Desde 2010 es profesor adjunto de Filosofía del Derecho en la Escuela Libre de Derecho.

Para aquéllos que acaban de sintonizar: ¿Qué es la «Visión Federal»?

Por R. Scott Clark (For Those Just Tuning In: What Is The Federal Vision? | The Heidelblog, 8 de noviembre de 2013).

En la radio se supone que el presentador debe «reiniciar» el programa a intervalos regulares. Tiene que recordarles a los oyentes qué programa están escuchando y en qué cadena o emisora. Una de las razones por las que el presentador hace esto es porque algunos oyentes apenas acaban de sintonizarse.

Algunas personas «apenas acaban de sintonizarse,» por así decirlo, a la controversia de la Visión Federal (VF), y este podría ser un buen momento para reiniciar el programa.

El movimiento de la VF se originó con el Rev. Norman Shepherd, que en ese entonces enseñaba teología sistemática en el Westminster Theological Seminary/Philadelphia (WTS/P). En 1974 definió la fe, en el acto de justificación, como «fe y obras.» Eso no se refería a que, en la justificación, la fe es «recibir y descansar,» y las obras son una evidencia y, por tanto, una especie de justificación vindicativa de la afirmación de que se cree. Nada así de matizado y reformado. Más bien, afirmó rotundamente que la fe tiene dos partes en la justificación. Cuando eso creó un previsible revuelo, modificó su lenguaje para usar el concepto «fidelidad.» Al mismo tiempo, él y otros se dedicaron a revisar la teología del pacto. En el bautismo, escribió, todos estamos unidos a Cristo y recibimos los beneficios de Cristo temporal y condicionalmente. ¿Cuál es la condición para conservarlos? ¡Fidelidad!

Tras una larga lucha, fue despedido del WTS/P en 1981. El movimiento se volvió silencioso y, hasta cierto punto, clandestino. Shepherd había enfrentado cargos en su presbiterio de la OPC [Orthodox Presbyterian Church], pero sobrevivió a los cargos la primera vez. Después de su despido, los cargos iban a ser presentados ante el presbiterio de nuevo, pero su petición de ser transferido a la Christin Reformed Church (CRC) llegó primero al orden del día. Sirvió a la CRC como ministro «conservador» argumentando en contra de la ordenación de mujeres al cargo pastoral (ganando así adeptos en la CRC) y dio una serie de tres conferencias en el Mid-America Reformed Seminary (MARS). Las cintas de esas conferencias (el mismo material que había enseñado en WTS/P y el material que apareció en su folleto, El llamado de la gracia) influiría en un número de personas, incluyendo a John Barach, y ayudó a promover el movimiento de la VF. Cuando se retiró, hacia 1998, comenzó a hablar y escribir de nuevo sobre la justificación y el pacto, ayudando a estimular las controversias actuales.

Mientras esto sucedía, el estudio académico del Nuevo Testamento estaba siendo sacudido por un movimiento que reconsideraba la naturaleza del judaísmo del siglo I (segundo templo). En 1974 se argumentó (más o menos al mismo tiempo que Shepherd revisaba las doctrinas del pacto y la justificación) que los rabinos tenían una religión de gracia y no de obras. Esta afirmación llevó a la revisión de la comprensión de Pablo (que había estado en curso desde el siglo XIX). Pablo, argumentan, no estaba tan preocupado por cómo estamos ante Dios (no, sólo pensamos eso porque estábamos leyendo a Lutero en Pablo) sino más bien quién está «dentro» o «fuera» del pacto. Este movimiento llegó a conocerse como la Nueva Perspectiva(s) de Pablo (NPP).

Estos movimientos paralelos convergieron en una serie de conferencias en la Iglesia de la Avenida Auburn y se dieron a sí mismos el nombre de: La Visión Federal. Inicialmente afirmaban estar recuperando la auténtica teología reformada. Afirmaban que la teología reformada americana había sido corrompida por los movimientos avivacionistas (sobre lo que tenían razón, al menos en parte). Estaban profundamente influidos por Shepherd y también inspirados por las ideas de los escritores de la NPP. Muchos de los líderes también se habían identificado con la teonomía en los años 70 y 80. James Jordan, uno de los padrinos de ese movimiento, también estaba influyendo en este nuevo movimiento.

El movimiento VF era (y es) dispar. Algunos de los líderes carecen de educación teológica formal (por ejemplo, Doug Wilson). Algunos tienen doctorados (por ejemplo, Peter Leithart y Jeff Myers). Su pretensión original de recuperar el cristianismo histórico reformado ya no es sostenible, por lo que ahora suelen afirmar que están descubriendo una forma «más bíblica» de cristianismo, que están continuando la labor de la Reforma. La afirmación de haber descubierto algo nuevo e interesante y de ser más bíblico, por supuesto, atrae la atención de, si se me permite ser franco, evangélicos ingenuos que no conocen la Reforma o la historia de la teología y la exégesis reformada en primer lugar, pero que tal vez se sienten atraídos por la doctrina de la predestinación y predispuestos a lo novedoso.

Lo problemático de decir que están reformando a las iglesias reformadas es, por supuesto, que al final la VF termina defendiendo puntos de vista ya considerados y rechazados por las iglesias Reformadas. La mayor parte de lo que la VF está vendiendo es muy parecido en sustancia a lo que la iglesia medieval enseñaba y de lo que los Remonstrantes enseñaron en reacción a la doctrina de la Reforma de la justificación: sola gratia, sola fide.

A partir de finales de los 90s hubo una avalancha de libros y, antes de ellos, una lista de blogs (varios VF fueron los primeros en adoptar el medio y eso hizo avanzar mucho su causa), sitios web y listas de discusión que propagaron la VF ampliamente por la red. Las iglesias confesionales y ortodoxas, los seminarios y los pastores tardaron en responder. No fue sino hasta que un anciano en la OPC fue condenado por enseñar algo parecido a la VF (condena que fue revocada en apelación), que mucha gente confesional empezó a prestarle atención a esta controversia.

La otra dificultad para evaluar el movimiento es que ha sido algo cambiante y amorfo. Si parecían estar inventándolo sobre la marcha, ¡es porque eso era lo estaban haciendo! Era un movimiento parecido a una hidra a la que parecía crecerle una nueva cabeza cada vez que se le cortaba una. Sin embargo, a principios de la década de 2000, las líneas principales del movimiento estaban quedando claras:

En el bautismo todo bautizado recibe todos los beneficios de Cristo (elección, unión con Cristo, justificación, adopción) de modo que se está en «el pacto» por la gracia, pero se conservan estos beneficios y se permanece o se llega (han dicho ambas cosas) a ser elegido, unido a Cristo, y justificado mediante la cooperación con la gracia confiando y obedenciendo. Este fue su plan para combatir el antinomianismo evangélico. Por supuesto, es un viejo brebaje llamado moralismo y ha estado en el grifo desde siempre.

Al mismo tiempo, el movimiento FV también redefine la teología del pacto para decir que hay un solo pacto. La teología histórica reformada había afirmado tres pactos:

1) un pacto pre-temporal entre el Padre y el Hijo (e implícitamente el Espíritu Santo) para lograr la redención de los elegidos y aplicarla a ellos;

2) un pacto de obras antes de la caída;

3) un pacto de gracia después de la caída.

La VF afirma un solo pacto: un pacto de gracia condicional antes de la caída y un pacto de gracia condicional después de la caída. La VF generalmente rechaza el pacto pre-temporal. Esta versión de la teología del pacto también ha tenido apoyo entre ciertos teólogos reformados holandeses en el siglo XX (lo que sirvió de antecedente a la controversia actual). Esta reconstrucción de la teología del pacto sirvió al movimiento de la VF, ya que les permitió enfatizar la gracia–¿y quién puede criticar la gracia?–y les permitió ir infiltrando en el pacto de gracia condiciones que apoyaban su doctrina de la justificación a través de su concepto de fidelidad (confianza, santidad forjada por el Espíritu y cooperación con él en buenas obras).

Esta versión de la teología del pacto aparentemente abundante en gracia es en gran medida hija del espíritu de la época. En el siglo XX, hubo serias críticas a la teología histórica reformada por ser «legalista» (por enseñar un pacto de obras anterior a la caída y por enseñar que la obediencia de Jesús es el fundamento legal de nuestra justificación). Esto les permitía publicitar sus puntos de vista no sólo como llenos de gracia–lo que resultaba atractivo para quienes acababan de descubrir las doctrinas de la gracia, y a quienes huyen del legalismo fundamentalista–sino también como nuevos y mejorados.

Por supuesto que ni la VF ni los recién llegados atraídos por ella reconocieron o admitieron que, habiendo quitado el pacto de obras de Adán y Cristo, ahora depende de nosotros cooperar con la gracia y así cumplir «nuestra parte» del pacto. ¡Esto tiene el efecto de colocar al cristiano en un pacto de obras! No resultó ser a final de cuentas una teología pactual tan abundante en gracia.

Junto con este paquete, el movimiento de la VF también ofrece la paido-comunión (comunión infantil) que atrae a los bautistas recién convertidos al paido-bautismo (bautismo infantil) que aún no ven la distinción reformada entre el bautismo como signo/sello de iniciación en la comunidad del pacto visible y la Cena como signo/sello de renovación del pacto, es decir, asumir las promesas del pacto sólo por la gracia, sólo por la fe. El movimiento hacia la paidocomunión fue atractivo y alimentado por aquellos en el movimiento de la VF que, insatisfechos con lo que consideran la «estéril» distinción reformada entre Dios y el hombre, se sienten atraídos por la [Iglesia] Ortodoxa Griega. Recordemos que este movimiento está en las márgenes de la teología, piedad y práctica reformadas y sirve como una especie de casa a medio camino para los que entran en las iglesias reformadas y también para los que salen de ellas. Como tal, el movimiento de la VF ha tenido una influencia desproporcionada en los ex-fundamentalistas que han descubierto la teología reformada. En lugar de descubrir a Calvino, Ursino y Hodge, han descubierto a Rushdoony y Bahnsen (quienes les dieron respuestas virtualmente aprobadas por Dios a todas sus preguntas éticas), y a Wilson, Barach y Schlissel (en Internet) y a los otros líderes del movimiento de la VF.

Al igual que con la «Controversia Shepherd» original en el WTS/P (1974-81), los ortodoxos rechazaron la VF de forma bastante sensata. Westminster Seminary California (WSC) emitió una declaración en contra de la VF que dio a conocer en un congreso. Un par de años más tarde produjo una respuesta de la extensión de un libro a los movimientos de la VF y la NPP. Este tomo y otros similares de Guy Waters, Cornel Venema, el profesorado de MARS, el Comité de Justificación de la OPC (recomendado por la Asamblea General de la OPC) y libros editados por Gary Johnson y Guy Waters constituyeron una respuesta exhaustiva y, para la mayoría de los reformados, convincente a la VF/NPP y una reafirmación del punto de vista bíblico tal como lo entienden las iglesias reformadas. Aquí hay una lista de esos recursos [en inglés].

En la actualidad, el movimiento de la VF ha sido rechazado por varias de las principales denominaciones del Concilio Presbiteriano y Reformado de América del Norte (NAPARC [por sus siglas en inglés]). Entre las denominaciones que han rechazado la VF están: La Iglesia Presbiteriana en América [PCA], la Iglesia Presbiteriana Ortodoxa [OPC], las Iglesias Reformadas Unidas [URCs], la Iglesia Reformada en los Estados Unidos [RCUSA] y las Iglesias Cristianas Reformadas Ortodoxas [OCRC]. La Iglesia Presbiteriana Reformada de Norteamérica [RPCNA] tiene un comité de estudio. Las URCs han rechazado la VF al afirmar la justificación por la fe sola, sin obras, y al afirmar la imputación de la obediencia activa. Las URCs también adoptaron una declaración de Nueve Puntos en la que las URCs rechazaron la VF por completo. También establecieron un comité de estudio para explicar a las iglesias con más detalle los motivos para rechazar los movimientos NPP y VF. Ese informe está programado para presentarse en 2010. Hay un caso de disciplina relacionado con la VF pendiente en la PCA.

Dado que la mayoría de las iglesias de la NAPARC han rechazado la VF, el principal hogar eclesiástico del movimiento de la VF se ha convertido en un grupo llamado Comunión de Iglesias Evangélicas Reformadas (CREC). Esta denominación está dirigida por Douglas Wilson, un conservador religioso, social y educativo elocuente pero confuso. Después de haber sido un arminiano evangélico (de las Iglesias Evangélicas Libres), ha fundado su propia denominación pluralista (que permite congregaciones bautistas y paidobautistas) con su propia confesión, su propia editorial y su propia universidad y seminario. Varios de los principales exponentes de la VF se han alineado con la CREC y se espera que otros hagan lo mismo en el futuro. La CREC no es reconocida por la NAPARC como una denominación reformada y no está en comunión eclesiástica formal con la OPC, las URC, la PCA o la RCUS.

Si usted es nuevo en la fe reformada, ¡bienvenido! Por favor, comprenda que, aunque estas cuestiones puedan ser nuevas y emocionantes para usted, muchos de nosotros ya hemos trabajado en ellas. Si sólo conoce estas cuestiones a través de la web o de conversaciones personales y similares, y si no se ha tomado el tiempo de leer el planteamiento ortodoxo de las doctrinas del pacto y la justificación en forma impresa, por favor, antes de decidirse, tómese el tiempo de leer las respuestas escritas y publicadas a la VF/NPP.

A lo largo de los años he recibido varios mensajes de jóvenes que inicialmente estaban enamorados de la VF y que, después de tiempo y reflexión, han llegado a rechazarla por las razones expuestas aquí. Como mi viejo amigo Norman Hoeflinger solía decir sobre la teología de Shepherd (Hoeflinger estaba en la junta de la WTS/P y votó contra Shepherd en 1981): Simplemente no es una buena nueva.

Decir «Aquí tienes un regalo y esto es lo que tienes que hacer para conservarlo» no son buenas noticias para los pecadores que no pueden hacer «su parte», ni siquiera con la ayuda de la gracia. Si «la gracia y la cooperación con la gracia» son tan buenas noticias, ¿por qué no saltarse la VF y simplemente hacerse católico romano? ¿Honestamente? Esa ha sido la doctrina romana consistente desde la temprana edad media. Ha sido la doctrina romana oficial desde la sesión 6 del Concilio de Trento.

De acuerdo con la comprensión reformada de las Escrituras, Jesús ha guardado la ley para todo su pueblo cumpliendo la promesa que hizo a su Padre. La obediencia de Cristo en el cumplimiento del deber de Adán es la base de la declaración de Dios para y sobre todos los que confían sólo en Cristo y en su obra terminada: sois justos. Esa es la buena noticia y esa es la teología bíblica del pacto y la doctrina bíblica de la justificación. El pacto de gracia no es sólo otro pacto de obras con un poco de gracia rociada por encima. No, el pacto de la gracia es realmente pleno en gracia. Es gratuito. No se puedes hacerte acreedor a nada con Dios. Es incondicional. En la justificación, la fe no es confiar y obedecer. Es solamente confiar en Cristo y en su obra consumada en favor de los pecadores.

Sí, debemos obedecer la santa ley de Dios, pero lo hacemos por gracia y por gratitud y sólo como evidencia de la nueva vida que Dios nos ha dado en Cristo por gracia (Catecismo de Heidelberg, preguntas y pespuestas 86-129). Sin embargo, si no entendemos bien nuestra teología del pacto y nuestra doctrina de la justificación (Catecismo de Heidelberg, preguntas y respuestas 21, 60), no tenemos ninguna base para una vida cristiana y nos encontraremos atrapados de nuevo en el mismo tipo de legalismo del que la Reforma (y antes de eso, ¡el apóstol Pablo!) nos liberó.

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R. Scott Clark es un teólogo, historiador y ministro reformado estadounidense educado en la Universidad de Nebraska, Westminster Seminary California (M.Div.) y en la Universidad de Oxford (D.Phil). Ha sido profesor en Wheaton College, Reformed Theological Seminary Jackson, Concordia University y, desde 1997, es profesor de Historia de la Iglesia y Teología Histórica en Westminster Seminary California. Es ministro de las United Reformed Churches y autor y editor de varios libros.

Traducción: Rafael Segovia Tovar.

Ver también: Pablo sobre la justificación de Abraham por la fe (Génesis 15 y Romanos 4); Sermón: El pacto de obras o de creación de Génesis 2:4-3:24 (audio); Sermón temático: Sola gracia (audio); Antiguo y Nuevo Testamentos: ¿Diferentes fotos o una misma película?; El Pacto Abrahámico en el desarrollo progresivo del Pacto de Gracia; Sermón temático: El antiguo pacto y el nuevo pacto; Sermón de Génesis 15: El pacto abrahámico (audio); Transición pública del antiguo pacto al nuevo pacto en pentecostés; Sermón Rut Cap. 1: La salvación por gracia mediante la fe (no por obras) en el AT (audio); La correcta interpretación de Romanos 10:9-10 (monergismo vs. sinergismo); Efectos y alcances del pecado original (Génesis 3); Ganancias y pérdidas (Filipenses 3:7-9); Dejen de decir que el amilenialismo es pesimista y el posmilenialismo optimista.

Casiodoro de Reina sobre los sacramentos de la Iglesia cristiana

Casiodoro de Reina, Declaración o confesión de fe hecha por ciertos fieles españoles que huyendo de los abusos de la Iglesia romana y de la crueldad de la Inquisición de España, hicieron a la Iglesia de los fieles para ser en ella recibidos por hermanos en Cristo, capítulo XI.

1. Entre los medios o instrumentos de nuestra justificación contamos a con el Señor y b con sus apóstoles, los sacramentos de la Iglesia cristiana c por los cuales el Señor de su parte nos aplica en particular, sella y confirma el beneficio de nuestra [salvación], y el cumplimiento de sus promesas; y nosotros de la nuestra recibimos por la fe, y testificamos lo segundo: que somos de su pueblo; asimismo profesamos lo que hemos de hacer para seguirle de verdad.

2. Acerca de esto creemos, primeramente, que así como d a solo Jesús el Cristo pertenece justificarnos, y darnos la fe para ello y el testimonio interior de nuestra justificación por su Espíritu, así también a él solo pertenece instruir los medios o instrumentos externos por los cuales se nos aplique este beneficio, como son los sacramentos y el ministerio de la Palabra y de ellos.

3. De estos, no hallamos en la divina historia—cuanto a los verdaderos sacramentos toca—que él haya instituido más de dos (que propiamente se puedan llamar sacramentos, instituidos y ordenados para el fin ya dicho), los cuales son e el bautismo y f la santa cena.  Los demás que en este número han sido puestos o lo fueren de aquí adelante, los tenemos por adulterinos, si son invenciones de hombres que, con blasfemo atrevimiento, los inventaron (como se puede decir de la confirmación con el aparato que hoy se ejercita en la Iglesia Romana); o si son ritos y costumbres que tengan algún fundamento en la divina Palabra, necesarias por ventura otro tiempo, empero que ahora serían superfluas (como se puede decir de la unción de los enfermos, ahora llamada extremaunción); o necesarias siempre y en todo tiempo en la Iglesia, empero que no son más que ritos, aunque sacros (como se puede entender de la penitencia [arrepentimiento], del orden [ordenación] del ministerio y del matrimonio); aunque los tenemos y observamos por ritos sacros y necesarios, instituidos de Dios, no los llamamos ni tenemos por sacramentos en la significación arriba dicha.


a Marcos 16:16; Juan 3:5-8.

b 1 Pedro 3:21.

c Romanos 4:11-12; Gálatas 3:27.

d Isaías 53:11; Juan 8:30-31; 13:17-11; 14:16-17, 25-26.

e Juan 3:5-8; Mateo 28:19; Marcos 16:16.

f Mateo 26:26-29; Lucas 22:14-20; Marcos 14:22-25; 1 Corintios 11:23-28.

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Ver también: Origen tardío de la doctrina de la transubstanciación, y temprana oposición a la misma; Sobre los medios que Dios usa para impartir Su gracia; Sobre el bautismo; La Cena del Señor; Sobre la liturgia ginebrina de Juan Calvino para la celebración de la Cena del Señor; Calvino: El segundo mandamiento prohibe las invenciones humanas en el culto al Dios verdadero; Pretender adorar a Dios en cualquier forma no prescrita por Él es superstición e idolatría; La luz de la naturaleza es insuficiente para prescribir la manera aceptable de adorar al Señor; Sermón expositivo de Éxodo Caps. 35-39, 1ª parte: El principio regulador del culto como señal de la relación pactual entre Dios y Su pueblo (audio); La espiritualidad de la verdadera adoración en el Nuevo Testamento; El culto de la sinagoga fue el modelo del culto de la Iglesia apostólica; Sermón temático: Soli Deo gloria (audio); Apocalipsis 9:13-21 (La sexta trompeta): Sugerencias para reflexionar y aplicar a nuestras vidas; Sermón temático: Sola gracia (audio); La correcta interpretación de Romanos 10:9-10 (monergismo vs. sinergismo); Presbiterianismo en la primera reforma en Inglaterra.

Sermón expositivo de Hechos 2:38-41: Bautismo en pentecostés (audio)

Por Alejandro Moreno Morrison.

Domingo 21 de septiembre de 2014.

Enlace al archivo de audio: Sermón Hechos 2:38-41 (AMM, Sept. 21, 2014).

Lecturas bíblicas del culto:

  • Antiguo Testamento: Génesis 17:1-27
  • Evangelio: Lucas 3
  • Nuevo Testamento: Hechos 2:36-41

Texto en la portada del orden de culto: Sobre el bautismo.

Texto en la contraportada del orden de culto: Sobre los medios de gracia.

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Ver también: Sermón de Rut 1, antecedente AT de invocar el nombre del Señor (audio)Sermón expositivo de Génesis 4:26, antecedente AT de invocar el nombre del Señor (audio)Sermón expositivo de Hechos 2:29-40 (audio)Serie de sermones de Hechos 1:1 al 2:41 (audios)Transición pública del antiguo pacto al nuevo pacto en pentecostésSermón: El pacto abrahámico, Génesis 15 (audio)Sobre el pacto abrahámicoPablo sobre la justificación de Abraham en Génesis 15 (Romanos 4)Sobre el “bautismo en Espíritu Santo y fuego”(Lucas 3:16).

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Alejandro Moreno Morrison, de nacionalidad mexicana, es un abogado y teólogo reformado.  Fue educado en la Escuela Libre de Derecho (México), el Reformed Theological Seminary Orlando, y la Universidad de Oxford.  En el Reformed Theological Seminary Orlando fue asistente del Rev. Dr. Richard L. Pratt, y del Rev. Dr. Ronald H. Nash.  Ha ministrado como maestro de doctrina cristiana y Biblia y como predicador en diversas iglesias y misiones de denominaciones como la Iglesia Presbiteriana Reformada de México, la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, la Iglesia Nacional Presbiteriana Conservadora de México, la Presbyterian Church of America, la Presbyterian Church of Ireland, y la Reformed Presbyterian Church North America Synod.  Con esta última estuvo a cargo de una misión durante 2014.  También ha sido profesor invitado de Teología Sistemática, Ética, Evangelismo, y Apologética en el Seminario Teológico Reformado de la Iglesia Presbiteriana Reformada de México, y de Sistemas Políticos Contemporáneos en la Facultad de Derecho de la UNAM (México).  Desde 2010 es profesor adjunto de Filosofía del Derecho en la Escuela Libre de Derecho.

Serie de sermones de Hechos 1:1 al 2:41 (audios)

Por Alejandro Moreno Morrison.

Enlaces a los archivos de audio de los sermones predicados entre el domingo 2 de marzo, y el domingo 21 de septiembre de 2014, en lo que fue la Misión Presbiteriana Reformada de la Ciudad de México.  La mayoría de los sermones son expositivos de las distintas porciones del libro de los Hechos.  En algunos casos la serie incluyó «paréntesis» doctrinales para predicar temáticamente sobre alguna doctrina importante para entender la porción de Hechos en proceso de exposición, o para predicar expositivamente sobre algunos de los pasajes del Antiguo Testamento que sirven de trasfondo al libro de los Hechos.  La serie se interrumpió al cancelarse dicha obra misionera.

1. Marzo 2: Sermón expositivo de Hechos 1:1-3 (audio)

2. Marzo 9: Sermón expositivo de Hechos 1:4-5 (audio)

3. Marzo 16: Sermón expositivo de Hechos 1:6-7 (audio)

4. Marzo 23: Sermón expositivo de Hechos 1:8 (audio)

5. Marzo 30: Sermón expositivo de Hechos 1:9-11 (audio)

6. Abril 6: Sermón expositivo de Hechos 1:12-26 (audio)

7. Abril 20: Sermón temático: El antiguo pacto y el nuevo pacto

8. Abril 27: Sermón expositivo de Hechos 2:1-4 (audio)

9. Mayo 11: Sermón: El pacto de obras o de creación de Génesis 2:4-3:24 (audio)

10. Mayo 18: Sermón: El pacto con Noé, Génesis 9 (audio)

11. Mayo 25: Sermón: El pacto abrahámico, Génesis 15 (audio)

12. Junio 15: Sermón: El pacto davídico (Salmo 72) [No se grabó, pero ver texto La extensión del territorio del reino del Mesías (Salmo 72:8-11)]

13. Junio 22: Sermón: Lenguas extrañas como señal del juicio de Dios, antecedente antiguo-testamentario del pentecostés (audio)

15. Junio 29: Sermón expositivo de Hechos 2:5-13 [No se grabó.]

16. Agosto 3: Sermón expositivo de Ezequiel 47:1-12, antecedentes AT del Pentecostés (audio)

17. Agosto 10: Sermón expositivo de Joel 2 y Hechos 2:14-21 (audio)

18. Agosto 17: Sermón expositivo de Hechos 2:22-37 (audio)

19. Agosto 24: Sermón expositivo de Hechos 2:29-40 (audio)

20. Septiembre 7: Sermón expositivo de Génesis 4:26, antecedente AT de invocar el nombre del Señor (audio)

21. Septiembre 14: Sermón de Rut 1, antecedente AT de invocar el nombre del Señor (audio)

22. Septiembre 21: Sermón expositivo de Hechos 2:38-41, el bautismo (audio)

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Alejandro Moreno Morrison, de nacionalidad mexicana, es un abogado y teólogo reformado. Fue educado en la Escuela Libre de Derecho (México), el Reformed Theological Seminary Orlando, y la Universidad de Oxford.  En el Reformed Theological Seminary Orlando fue asistente del Rev. Dr. Richard L. Pratt, y del Rev. Dr. Ronald H. Nash.  Ha ministrado como maestro de doctrina cristiana y Biblia y como predicador en diversas iglesias y misiones de denominaciones como la Iglesia Presbiteriana Reformada de México, la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, la Iglesia Nacional Presbiteriana Conservadora de México, la Presbyterian Church in America, la Presbyterian Church of Ireland, y la Reformed Presbyterian Church North America Synod.  Con esta última estuvo a cargo de una misión durante 2014.  También ha sido profesor invitado de Teología Sistemática, Ética, Evangelismo, y Apologética en el Seminario Teológico Reformado de la Iglesia Presbiteriana Reformada de México, y de Sistemas Políticos Contemporáneos en la Facultad de Derecho de la UNAM (México).  Desde 2010 es profesor adjunto de Argumentación Jurídica y Filosofía del Derecho en la Escuela Libre de Derecho.

Sobre el «bautismo en Espíritu Santo y fuego» (Lucas 3:16)

Por Sinclair B. Ferguson.

Fragmento tomado del libro The Holy Spirit (Downers Grove: IVP, 1997), pp. 60-61.

El bautismo que Jesús recibió en el Jordán y el bautismo que él inicia en Pentecostés son diferentes en época pero están íntimamente relacionados.  Juan anunció que el bautismo de Jesús sería con Espíritu y con fuego, trayendo la era mesiánica por medio de una destrucción cataclísmica.

Jesús entendió que, al otorgar el Espíritu sobre Su pueblo e inaugurar la nueva era, Él mismo experimentaría la realidad que su bautismo en el Jordán intimaba, es decir, un bautismo con fuego.  Toda Su vida emocional estaba preparada para ese evento, como sus propias palabras lo testifican: ‘Yo he venido para echar fuego sobre la tierra; y ¡cómo quisiera que ya estuviera encendido! Pero de un bautismo tengo que ser bautizado, y ¡cómo me angustio hasta que se cumpla! (Luc. 12:49-50).  Lo que Juan el Bautista no podía entender claramente era que el ‘fuego’ del cual habló caería sobre el Mesías mismo, en el juicio-abandono de la cruz.  De hecho, más adelante, Juan expresó sus dudas acerca del significado del ministerio de Jesús aparentemente porque le faltaba ‘fuego’ (Luc. 7:18-23).

Entonces las investigaciones de Lucas no estaban incompletas cuando, en su registro de las palabras de Jesús a los discípulos después de la resurrección acerca de ser bautizados con el Espíritu Santo, no hace mención del fuego.  Sus flamas habían sido agotadas en Cristo.  Parte del simbolismo de las ´lenguas de fuego’ que los discípulos vieron el Día de Pentecostés (Hch. 2:3) probablemente está en la alusión de que éste es un bautismo de poder de gracia en lugar de un bautismo de poder destructivo en virtud del juicio que Cristo sobrellevó vicariamente en Su pasión.

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Semón alusivo: Sermón expositivo de Hechos 1:4-5 (audio)

[Ver también:Contexto bíblico (intertextual) de las lenguas extrañasEl ministerio del Espíritu Santo en el Evangelio de JuanElección del sustituto de Judas (Hechos 1:12-26)Elección del reemplazo de Judas (Hechos 1:15-26)El derramamiento del Espíritu Santo (Pentecostés)Arrepentimiento en respuesta al sermón de PentecostésSobre el bautismo; Sobre los medios de graciaEste mundo está lleno del poder redentor de DiosEl reino del Mesías y Su IglesiaLa proclamación del reino en los evangelios sinópticos (incluyendo el significado de las parábolas del reino en Mateo 13 y Marcos 4)Vistámonos con la armadura de luz (Romanos 13:12)Vestíos del Señor Jesucristo (Romanos 13:14)Sermón expositivo de Hechos 1:1-3 (audio).]

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Traducción: Alejandro Moreno Morrison.

El Rev. Dr. Sinclair B. Ferguson, de nacionalidad escocesa, es un pastor y teólogo reformado.  Es doctor en teología por la Universidad de Aberdeen, y ha sido profesor de teología sistemática en Westminster Theological Seminary (Philadelphia), Reformed Theological Seminary, Orlando, y Redeemer Seminary (Dallas).  Ha sido editor de The Banner of Truth, y es autor de numerosos libros cristianos.  También ha sido pastor de varias iglesias presbiterianas en Escocia y Estados Unidos de América.

Sobre la liturgia ginebrina de Juan Calvino para la celebración de la Cena del Señor

Por Alejandro Moreno Morrison.

A principios de 1537, poco después de que sin planearlo ni quererlo Juan Calvino llegara y se quedara en la ciudad-estado de Ginebra, Guillermo Farel y él sometieron al Concilio de Ginebra, es decir, al gobierno civil de dicha ciudad el documento La forma de las oraciones eclesiásticas y cantos con la manera de administrar los sacramentos y consagrar el matrimonio conforme a la costumbre de la Iglesia antigua.

En dicho documento:

proponían edificar a la comunidad por dos medios: la frecuente celebración de la Cena del Señor y el ejercicio de la disciplina [eclesiástica].  Declararon que la Cena debía celebrarse ‘cada domingo’ debido a su abundante provecho.[1]

En su Institución de la religión cristiana, Calvino escribió, “…la Santa Cena podría ser administrada santamente, si con frecuencia, o al menos una vez a la semana, se propusiera a la Iglesia…”[2]  Y aunque a lo largo de todo su ministerio en Ginebra, Calvino buscó implementar dicha práctica nunca logró superar la resistencia del Consejo de la Ciudad, el cual ordenó que la Cena del Señor fuese administrada solamente cuatro veces al año.  Calvino “continuó manifestando su insatisfacción y, todavía en 1561, declaró: “Nuestra costumbre es defectuosa.”[3]

Una de las razones por las que Calvino sostenía dicha posición en cuanto a la frecuencia para la celebración de la Cena del Señor era su insistencia en guardar continuidad con la tradición[4] apostólica recibida de la Iglesia antigua como el patrón a seguir para la práctica de la Iglesia.  No es que Calvino le atribuyera autoridad a los «padres de la Iglesia» o a la Iglesia antigua, sino que apela a ellos como testigos de la práctica que ellos habían recibido (tradición) de la Iglesia apostólica en lo que había permanecido sin alteraciones que la corrompieran.  Calvino no era un innovador, alguien que buscara inventar una nueva práctica.  Calvino era un reformador, alguien que buscaba volver a la forma ideal original.  Calvino buscaba identificar el modelo de la Iglesia Antigua y limpiar dicha tradición de las corrupciones que le habían sido añadidas a lo largo de los siglos.

La estructura general del orden del servicio seguido en Ginebra en 1542 se parece asombrosamente al de las liturgias antiguas.  Aun en detalle, las nuevas formas siguen paso a paso el bosquejo general de esas liturgias… a veces las palabras son idénticas.[5]

Calvino siguió, “y probablemente tuvo bajo sus ojos, el texto preciso” de las liturgias occidentales.  En contraste con las liturgias orientales, Calvino siguió la manera occidental de consagrar los elementos eucarísticos.  Las “liturgias orientales recurren a la invocación del Espíritu Santo, y las liturgias occidentales a las palabras de la institución [1ª Corintios 11:23-30].”[6]  El formulario ginebrino tenía la misma estructura tripartita que había sido observada “en oriente hasta el siglo IV de manera asombrosa, y en detalle, recuerda partes importantes del ordinario de la misa romana.”[7]

La primera parte de la liturgia tripartita en Ginebra estaba compuesta de:

  • Invocación,
  • Canto de los salmos,
  • Confesión de pecados
  • Oración de iluminación,[8]
  • Lectura y exposición de los textos sagrados
  • Gran oración de intercesión después del sermón,
  • Lectura del Credo apostólico,
  • Lectura de la narrativa de la institución,
  • Sancta sanctis, y
  • Sursum corda.[9]

Después de pronunciar el ministro el sancta sanctis (“Lo santo para los santos”), la congregación responde: “Sólo uno es santo, etc.,” a fin de,

…proteger la santa mesa contra la profanación, negando el acceso a ella de los “extraños, es decir, aquellos que no están en la compañía de los fieles.”  Y la respuesta “Ninguno es santo, etc.,” tiene su eco en la declaración del ministro: “No venimos a declarar que somos perfectos o justos en nosotros mismos, sino al contrario, buscando nuestra vida en Jesucristo, confesamos que estamos en muerte…”[10]

Luego viene el llamado sursum corda (del Latín “¡elevemos nuestros corazones!”):

…elevemos nuestro espíritu y corazones a lo alto donde Jesucristo está en la gloria de Su Padre, de donde lo esperamos para nuestra redención.  No nos dejemos fascinar por estos elementos terrenales y corruptibles que vemos con nuestros ojos y tocamos con nuestras manos, buscándolo ahí como si estuviese encerrado en pan o vino.  Sólo entonces nuestras almas estarán dispuestas a ser nutridas y vivificadas por Su sustancia cuando sean elevadas por encima de lo terrenal, y llevadas tan alto como el cielo, para entrar al Reino de Dios donde Él mora.  Por tanto, contentémonos con tener el pan y el vino como señales y testigos, buscando espiritualmente la realidad en donde la Palabra de Dios promete que la encontraremos.[11]

“Pensando de la misma manera, la Iglesia antigua decía: ‘Sursum corda,’ y Roma repite estas palabras sin entender plenamente su sentido primitivo.”[12]

Calvino recuperó y restauró en entendimiento de la Iglesia antigua de la adoración corporativa en el Día de Reposo como una experiencia transcendente en la que la Iglesia es llevada ante el trono celestial, que es lo que implica el Sursum corda.[13]  Este es el fundamento y corazón del entendimiento de Calvino sobre la presencia de Cristo en la Cena del Señor, como lo había sido en la Iglesia hasta el S. IX (cuando fue introducida la doctrina de la transubstanciación).[14]

Según dicha doctrina romanista de la transubstanciación, en lugar de que la Iglesia sea llevada espiritualmente a la presencia de Cristo, al salón del trono del cielo, supuestamente el cuerpo humano del Señor Jesucristo es multiplicado y una parte del mismo es sacada del cielo y para descender a la tierra y estar presente de manera real (material) en «la esencia» de los elementos del sacramento–Su sangre en el vino, y Su cuerpo en el pan.

La liturgia de Calvino, junto con su articulación doctrinal de la Cena del Señor, depuró a la tradición apostólica de la contaminación y corrupción que sufrió a lo largo de los siglos, y no sólo mantuvo sino que recuperó el significado de trascendencia del sacramento de la Cena del Señor.

Más aún, en la forma de celebración de la Cena del Señor de Calvino hay referencias explícitas a la presencia espiritual de Cristo y a la alimentación espiritual que recibimos al comer Su cuerpo y beber Su sangre.  Que la posición de Calvino era completamente diferente a la de la transubstanciación ya ha quedado claro mediante la referencia hecha al Sursum corda.  Sin perjuicio de lo anterior, Calvino insistió en la dimensión milagrosa y misteriosa de la Cena del Señor.[15]  Por lo tanto, la práctica calviniana de la eucaristía (en contraste con la práctica zwingliana) no es un acto unilateral de adoración en el que los creyentes traen alabanza y acción de gracias al Señor, sino una ocasión en la que el pueblo de Dios es alimentado espiritualmente recibiendo un regalo más de la gracia de Dios.[16]

Para la actualización de tal milagro, en la liturgia de Calvino no pronuncia una fórmula sacramental “mágica” como en el “sacrificio” de la misa romana.  La liturgia de Calvino apela por fe a las promesas contenidas en las palabras canónicas inspiradas de la institución, tal y como fueron consignadas por el apóstol Pablo en su 1ª Epístola a los Corintios.[17]  En tanto que la misa romana cree en un milagro físico, material, la eucaristía reformada cree en un milagro spiritual.

Aquí no debemos ser engañados: el epíteto espiritual no es equivalente a subjetivo.  Como evidencia presentamos el artículo XXXVI de la Confesión de Rochelle: ‘Sostenemos que esto es hecho espiritualmente, no porque pongamos imaginación y fantasía en lugar de hecho y verdad, sino porque la grandeza de este misterio excede la medida de nuestros sentidos y de las leyes de la naturaleza.  En pocas palabras, por cuanto es celestial, sólo puede ser aprehendido por fe.’

Precisamente porque solamente ha de ser aprehendida por fe y porque es prometido solamente a la fe, el milagro en cuestión es de orden espiritual, puesto que la fe es ella misma un acto espiritual.[18]

Calvino no reserva las profundidades de estas verdades a los escritos y discusiones teológicas, sino que las incorpora en la liturgia, de manera que la gente esté consciente del significado e importancia del acto en el que están participando.  La exhortación que Calvino pone en boca del ministro habla de la realidad del milagro que ocurre:

Primero, entonces, creamos en estas promesas que Jesucristo, quien es verdad infalible, ha pronunciado con sus propios labios, es decir, que Él quiere hacernos participar de Su propio cuerpo y sangre, de manera que lo poseamos enteramente de tal manera que Él viva en nosotros y nosotros en Él.  Y aunque solamente vemos el pan y el vino, no dudemos que Él lleva acabo espiritualmente en nuestras almas todo lo que nos enseña externamente mediante estas señales visibles; en otras palabras, que Él es pan del cielo, para alimentarnos y sustentarnos para vida eterna.[19]

“Nuestras almas,” dice más adelante (en alusión al sursum corda), “necesitan ser elevadas por encima de todas las cosas terrenales a fin de estar dispuestas para ser alimentadas y vivificadas por Su sustancia.”

En pocas palabras, el milagro consiste en esto: que Cristo no está “encerrado en el pan y el vino;” Él está en el cielo, “en la gloria con su Padre,” y más aún, desea alimentar “por medio de su sustancia” a aquél que cree.[20]

Calvino junto con muchos otros reformadores evitaron caer en la pretensión de tener una comprensión absoluta de este misterio, pero eso no les impidió confesarlo gozosamente y gozarlo por fe.

La liturgia de Calvino estaba inspirada en el ideal de “fidelidad a la Escritura, respeto por la estructura de las liturgias antiguas, coordinación de la emoción y la inteligencia; búsqueda de verdadera espiritualidad.”[21]

[1] Bard Thompson, ed., Liturgies of the Western Church (Philadelphia: Fortress, 1961), p. 188.

[2] Juan Calvino, Institución de la religión Cristiana (Rijswijk: FELiRe, 1994), IV, xvii, 43; pp. 1117.  Calvino dedica el apartado 44 del mismo capítulo (pp. 1117-1118) a demostrar que:

…no ha sido instituido para ser recibido una vez al año; y esto a modo de cumplimiento, como ahora se suele hacer; sino más bien fue instituido para que los cristianos usasen con frecuencia de él, a fin de recordar a menudo la pasión de Jesucristo, con cuyo recuerdo su fe fuese mantenida y confirmada, y ellos se exhortasen a sí mismas a alabar a Dios, y a engrandecer su bondad…

Refiere san Lucas en los Hechos, que la costumbre de la Iglesia apostólica era como la hemos expuesto, asegurando que los fieles “perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones” (Hch. 2:42).  Así se debería hacer siempre; que jamás se reuniese la congregación de la Iglesia sin la Palabra, sin limosna, sin la participación de la Cena y en la oración.  Se puede también conjeturar de lo que escribió san Pablo, que éste mismo orden se observó en la iglesia de los corintios, y es evidente y manifiesto que así se mantuvo largo tiempo después.

En el resto del apartado citado, Calvino refiere evidencia textual histórica de la Iglesia antigua, y en los apartados 45 y 46 (pp. 1118-1120) recopila el testimonio de Agustín, Crisóstomo, y Ambrosio.

[3] Bard Thompson, ed., Liturgies of the Western Church (Philadelphia: Fortress, 1961), p. 188.

[4] Aquí se usa la palabra tradición en su sentido técnico, es decir, como la transmisión a lo largo del tiempo de un cúmulo de doctrinas y/o prácticas.  Nuestra palabra castellana “tradición” proviene del latín, traditio que se refiere a la acción de pasar de la mano de uno que entrega a la mano de otro que recibe y hace suyo lo dado.  En el Nuevo Testamento las palabras griegas correspondientes son paradidomi (usada en el sentido de traditio en 1ª Corintios 11:2, 23; 15:3, 2ª Pedro 2:21, y Judas 3) y paradosis (a menudo traducida como tradición y usada en este sentido en 1ª Corintios 11:2; 2ª Tesalonicenses 2:15; y 3:6).  Esta última palabra también es la que usa el Señor Jesucristo para referirse a las tradiciones de los fariseos.  Lo que el Señor reprueba en dichos casos no es la recepción de la tradición sino que el origen de lo transmitido es puramente humano, no divino, y que con dichas tradiciones humanas los fariseos anulaban de hecho la Palabra de Dios (ver Mateo 15:2, 3, 6; Marcos 7:3, 5, 8-9, y 13).

[5] August Lecerf, “The Liturgy of the Holy Supper at Geneva in 1542,” en Richard C. Gamble, ed., Articles on Calvin and Calvinism, Vol. 10, New York: Garland, 1992; p. 208.

[6] Ibid., p. 208.

[7] Ibid., pp. 208-211.

[8] En este punto, en la liturgia reformada de Estrasburgo Calvino insertó el Decálogo.

[9] Ver ibid., p. 208.

[10] Ibid., p. 209.  Estas palabras corresponden, en la liturgia del Libro de oraciones comunes de la Iglesia de Inglaterra (1ª ed. 1549, y 2ª ed. 1552), con la primera parte de la oración de acercamiento que dice: “No tenemos la pretensión de venir a esta tu mesa, oh misericordioso Señor, confiando en nuestra propia justicia sino en tus muchas y variadas grandes misericordias.  No somos dignos ni siquiera de juntar las migajas debajo de tu mesa.  Pero tú eres el mismo Señor cuya cualidad es siempre tener misericordia; concédenos, pues, Señor de gracia… (etc.)”

[11] Traducción combinada de Thompson (op. cit., p. 207), y de John Calvin, “The Manner of Celebrating the Lord’s Supper” (in Selected Works of John Calvin: Tracts and Letters, vol. 2, Henry Beveridge and Jules Bonnet, eds., Grand Rapids: Baker, 1983; pp. 121-122).  La porción correspondiente en la liturgia del Libro de oraciones comunes de la Iglesia de Inglaterra de 1552 comienza con el sursum corda («¡Elevemos nuestros corazones!») que pronuncia el ministro, seguido por la respuesta de la congregación, “¡Los elevamos al Señor!”  Enseguida el ministro ora y termina dicha oración introduciendo el sanctus (¡Santo!  ¡Santo!  ¡Santo!) o trisagion (del griego, “tres veces santo”) con las palabras, ‘Por tanto te alabamos, uniendo nuestras voces con ángeles y arcángeles y con toda la compañía del cielo, que por siempre cantan este himno para proclamar la gloria de tu nombre: ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!’

[12] Lecerf, op. cit., p. 208.

[13] Acerca de esto, Larry Hurtado escribe:

En 1a Corintios 11:10, la curiosa referencia a los ángeles presentes en la asamblea del culto muestra cuán familiar era la idea.  Aparentemente los lectores corintios de Pablo no necesitaban mayor explicación (¡aunque a nosotros nos gustaría una explicación!).  Como los santos de Dios, los creyentes veían sus reuniones de adoración contando con la asistencia de los santos celestiales, ángeles, cuya presencia significaba la importancia celestial de sus humildes asambleas eclesiásticas en casas.  Es este sentido de que la participación del culto cristiano colectivo participa en el culto celestial lo que encuentra posteriormente expresión en las palabras tradicionales de la liturgia: “Por tanto, con ángeles y arcángeles, y con toda la compañía celestial laudamos y magnificamos tu glorioso nombre…”  El punto es que en su noción de que sus reuniones de adoración eran extensión de, y participación en, la adoración idealizada de las huestes celestiales, y en su visión de sus reuniones como siendo honradas con la presencia de los ángeles de Dios, expresaban una vívida importancia trascendente correspondiente a esas ocasiones.

Más adelante, Hurtado también escribe: ‘…desde el Nuevo Testamento existe esta noción de que la adoración debe ser entendida como la participación terrenal en la realidad espiritual…’

Larry Hurtado, At the Origins of Christian Worship: The Context and Character of Earliest Christian Devotion, Grand Rapids: Eerdmans, 1999;  pp. 50-51, and 113.

[14] Ver Alexander Barclay, The Protestant Doctrine of the Lord’s Supper: A Study in The Eucharistic Teaching of Luther, Zwingli and Calvin; Glasgow: Jackson, Wylie & Co., 1927; Ch. XIX; y «Origen tardío de la doctrina de la transubstanciación, y temprana oposición a la misma

[15] En Artículos concernientes a la organización de la Iglesia y del culto en Ginebra, Calvino escribió: “Realmente somos hechos partícipes del cuerpo y sangre de Jesús, de su muerte, de su vida, de su Espíritu, de todos sus beneficios.”  Más aún, la Cena tiene el propósito de “unir a los miembros de nuestro Señor Jesucristo con su Cabeza y unos con otros en un Cuerpo” (Thompson, op. cit.).

[16] Aunque la posición doctrinal final de Zwinglio sobre la presencia del Señor en la eucaristía es similar, tal noción está ausente de su forma de celebrar la Cena del Señor.

[17] En la Edad media, la misa papista hizo adiciones espurias a dichas palabras escriturales.  Por lo tanto, la reforma de la liturgia requería eliminar tales adiciones, que es lo que hizo Calvino.

[18] Lecerf, op. cit., p. 212.

[19] Calvin, “The Manner…”, op. cit., p. 121.  El pasaje correspondiente en el (segundo) Libro de oraciones comunes (1552) sería la segunda parte de la oración de acercamiento que dice: “… concédenos pues, Señor de toda gracia, comer la carne de tu amado hijo Jesucristo, y beber de su sangre, de manera que nuestros cuerpos pecaminosos sean limpiados por Su cuerpo, y nuestras almas lavadas por medio de su preciosísima sangre, y que por siempre vivamos en Él, y Él en nosotros.”  En el Directorio para la adoración pública de Dios de la Asamblea de Westminster (1645), esto mismo encuentra expresión al instruir al ministro a, “Orar sinceramente a Dios, el Padre de toda misericordia, y Dios de toda consolación, para que conceda su presencia llena de gracia, y la obra efectiva de su Espíritu en nosotros; y de esa manera santificar estos elementos de pan y vino, y bendecir Su propia ordenanza, a fin de que recibamos por fe el cuerpo y la sangre del Señor Jesucristo, crucificado por nosotros, y de esa manera alimentarnos de Él, de manera que Él sea uno con nosotros, y nosotros uno con Él; de manera que Él viva en nosotros, y nosotros en Él, para Él que nos ha amado, y se ha dado a sí mismo por nosotros (“Sobre la celebración de la Comunión, o Sacramento de la Cena del Señor;” en Westminster Confession of Faith, Glasgow: Free Presbyterian Publications, 1958; p. 385).

[20] Lecerf, op. cit., p. 212-213.  Para un estudio del punto de vista de los reformadores de la fe en la eucaristía, ver Gordon E. Pruett, “A Protestant Doctrine of the Eucharistic Presence,” en Calvin Theological Journal, Vol. 10, No. 1, April 1975; pp. 142-174; y Barclay, op. cit.

[21] Ibid., p. 213.

Nota editoria: Tomado y adaptado de mi ensayo “The Practice of the Eucharist in the Reformed Churches.  Response Paper,» presentado para el curso de Historia del Cristianismo II (con el Dr. Frank A. James) en Reformed Theological Seminary Orlando.  Traducido al español y adaptado el 23 de julio de 2016.

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Ver también: Sobre los medios de graciaOrigen tardío de la doctrina de la transubstanciación, y temprana oposición a la mismaLa Cena del SeñorJuan Calvino y las oraciones públicas o colectivas Identidad confesional: Estándares de WestminsterExaltación y entronización del Señor JesucristoPresbiterianismo en la primera reforma en InglaterraIdentidad confesional: Estándares de WestminsterOración por toda la Iglesia de Cristo (usada por la congregación angloparlante en Ginebra, en tiempos de Calvino y Knox)Las oraciones públicas, colectivas, comúnes, o litúrgicas en la práctica reformadaLa música en la Iglesia occidental en tiempos previos a la ReformaSobre el bautismoLas esposas de Juan KnoxInfluencia del calvinismo y del puritanismo en el pensamiento político de las colonias británicas en el norte de América (siglos XVII y XVIII)El “Salterio ginebrino” o “Salterio de Ginebra” en españolInvocar el nombre de Jehová (Génesis 4:26)Actividad lícita en el Día de ReposoLa observancia del cuarto mandamiento en el Nuevo Testamento (video-conferencia)La enseñanza bíblica sobre la adoración pública del Dios verdadero (video-conferencia)Sobre la visión puritana del día domingoNulidad de los oficios eclesiásticos no prescritos en la Biblia.

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Alejandro Moreno Morrison, de nacionalidad mexicana, es un abogado y teólogo reformado. Fue educado en la Escuela Libre de Derecho (México), el Reformed Theological Seminary Orlando, y la Universidad de Oxford.  En el Reformed Theological Seminary Orlando fue asistente del Rev. Dr. Richard L. Pratt, y del Rev. Dr. Ronald H. Nash.  Ha ministrado como maestro de doctrina cristiana y Biblia y como predicador en diversas iglesias y misiones de denominaciones como la Iglesia Presbiteriana Reformada de México, la Iglesia Nacional Presbiteriana de México, la Iglesia Nacional Presbiteriana Conservadora de México, la Presbyterian Church of America, la Presbyterian Church of Ireland, y la Reformed Presbyterian Church North America Synod.  Con esta último estuvo a cargo de una misión durante 2014.  También ha sido profesor invitado de Teología Sistemática, Ética, Evangelismo, y Apologética en el Seminario Teológico Reformado de la Iglesia Presbiteriana Reformada de México, y de Sistemas Políticos Contemporáneos en la Facultad de Derecho de la UNAM (México).  Desde 2010 es profesor adjunto de Filosofía del Derecho en la Escuela Libre de Derecho.

La enseñanza bíblica sobre la adoración pública del Dios verdadero (video-conferencia – bilingual video-lecture)

Por Maurice Roberts.

The Biblical Teaching on the Public Worship of the True God (English-Spanish bilingual video-lecture) by the Rev. Maurice Roberts.

En junio de 2014, el Rev. Maurice Roberts hizo una visita a México para dar conferencias en seminarios e iglesias en Tampico, Tamaulipas, en Mérida, Yucatán, y en la Ciudad de México. Gracias a los buenos oficios del Rev. Kenneth Stewart, ministro de la Iglesia Presbiteriana Reformada de Escocia en Glasgow, el Rev. Roberts muy amablemente hizo espacio en su ocupada agenda para hablar en una naciente obra misionera en el poniente de la Ciudad de México.

El Rev. Maurice Roberts nació en Chester, Inglaterra, y fue educado en la Universidad de Durham (Inglaterra).  Después de ser profesor de matemáticas, griego y latín en escuelas secundarias en Inglaterra y Escocia, estudió teología en el Colegio de la Iglesia Libre de Escocia en Edimburgo.  Ha pastoreado iglesias desde 1974; también fue editor de la revista Banner of Truth de 1988 a 2003, y es autor de varios libros.  Desde 1994 ha sido ministro de la congregación Greyfriars de la Iglesia Libre de Escocia (Continuadora) en Inverness.

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Ver también: Calvino sobre el principio que regula la verdadera adoración a Dios; Calvino: El segundo mandamiento prohibe las invenciones humanas en el culto al Dios verdadero; The Synagogue’s Worship Was the Model for the Worship of the Apostolic Church; La observancia del cuarto mandamiento en el Nuevo TestamentoEl “Salterio ginebrino” o “Salterio de Ginebra” en español; Instrumento de alabanza: La dulce música de los salmos a capelaSalmo 67 (para canto congregacional); El culto de la sinagoga fue el modelo del culto de la Iglesia apostólica; Identidad confesional: Estándares de WestminsterLa música en la Iglesia occidental en tiempos previos a la ReformaSalmo 100 (para canto congregacional); Sobre la liturgia ginebrina de Juan Calvino para la celebración de la Cena del SeñorOración por toda la Iglesia de Cristo usada por la congregación angloparlante en Ginebra, en tiempos de Calvino y KnoxLas oraciones públicas, colectivas, comúnes, o litúrgicas en la práctica reformadaLas oraciones públicas, litúrgicas (o al unísono) de la Iglesia en el culto públicoLa Cena del SeñorOrigen tardío de la doctrina de la transubstanciación, y temprana oposición a la mismaSobre los medios de graciaLa fe de los estatistasInvocar el nombre de Jehová (Génesis 4:26)El Hijo del Hombre es Señor del Día de Reposo (Marcos 2:28)Sobre la visión puritana del día domingoNulidad de los oficios eclesiásticos no prescritos en la BibliaPuritanismo como un movimiento de avivamiento, 1 (a)¿Cómo eran los puritanos originales?La espiritualidad del culto público en la Iglesia del Nuevo Testamento; La luz de la naturaleza es insuficiente para prescribir la manera aceptable de adorar al SeñorPretender adorar a Dios en cualquier forma no prescrita por Él es superstición e idolatría.

Sobre los medios que Dios usa para impartir Su gracia

R. B. Kuiper, El cuerpo glorioso de Cristo. La santa Iglesia (Grand Rapids: Sucomisión de Literatura Cristiana, 1980), pp. 188, 189-190.

La Iglesia de Roma está en un error cuando enseña que la iglesia confiere gracia salvadora a los hombres.  Sólo Dios puede hacer tal cosa.  Dios salva, no la iglesia.  Pero es cierto que Dios ha honrado a su iglesia al confiarle los medios por los cuales Dios acostumbra impartir esta gracia salvadora a los hombres.  Uno de estos medios es la Palabra de Dios.  Por medio de su Palabra Dios da fe a aquellos que no la tienen y fortalece la fe de aquellos que ya la tienen.  Los sacramentos son otro medio de gracia por el cual Dios fortalece la fe de su pueblo.

Entiéndase que los sacramentos no añaden nada a la Palabra de Dios.  No hay nada en los sacramentos que no esté en la Palabra de Dios.  Cuando la iglesia administra los sacramentos proclama en forma visible el mismo evangelio que proclama audiblemente por medio de la predicación.  Por la predicación de la Palabra se presenta el evangelio por las puertas del oído; por la administración de los sacramentos se presenta el mismo evangelio por las puertas de la vista.  Eso no quiere decir que los sacramentos carezcan de dignidad. Al contrario, significa que comparten la alta dignidad de la Palabra de Dios.

Los sacramentos son medios de gracia.  Es decir, que son medios por los cuales Dios el Espíritu Santo usualmente imparte su gracia a los creyentes.  Es importante mantener que no son más que eso—medios de gracia; es asimismo importante sostener que no son menos que eso.

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Ver también: La Cena del Señor; De los sacramentos de la Iglesia cristianaSobre el bautismoSobre la liturgia ginebrina de Juan Calvino para la celebración de la Cena del SeñorLa espiritualidad de la verdadera adoración en el Nuevo TestamentoOrigen tardío de la doctrina de la transubstanciación, y temprana oposición a la mismaLa enseñanza bíblica sobre la adoración pública del Dios verdadero (video-conferencia)Sermón temático: Sola gracia (audio)Sermón expositivo de Hechos 2:38-41, el bautismo (audio).

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Traducción: Alejandro Moreno Morrison.

Reink Bouke Kuiper, de nacionalidad estadounidense aunque nacido en Holanda, fue educado en la Universidad de Chicago, la Universidad de Indiana, Calvin Theological Seminary, y Princeton Theological Seminary.  Fue uno de los profesores fundadores de Westminster Theological Seminary (1929-1930) como profesor de Teología Sistemática.  En 1930 aceptó la presidencia de Calvin Theological Seminary, volviendo en 1933 a Westminster como profesor de Teología Práctica.  Tras retirarse de Westminster volvió a servir como presidente de Calvin College.  Otro de sus libros publicados en español es Evangelismo Cristo-céntrico.