Casiodoro de Reina sobre los sacramentos de la Iglesia cristiana

Casiodoro de Reina, Declaración o confesión de fe hecha por ciertos fieles españoles que huyendo de los abusos de la Iglesia romana y de la crueldad de la Inquisición de España, hicieron a la Iglesia de los fieles para ser en ella recibidos por hermanos en Cristo, capítulo XI.

1. Entre los medios o instrumentos de nuestra justificación contamos a con el Señor y b con sus apóstoles, los sacramentos de la Iglesia cristiana c por los cuales el Señor de su parte nos aplica en particular, sella y confirma el beneficio de nuestra [salvación], y el cumplimiento de sus promesas; y nosotros de la nuestra recibimos por la fe, y testificamos lo segundo: que somos de su pueblo; asimismo profesamos lo que hemos de hacer para seguirle de verdad.

2. Acerca de esto creemos, primeramente, que así como d a solo Jesús el Cristo pertenece justificarnos, y darnos la fe para ello y el testimonio interior de nuestra justificación por su Espíritu, así también a él solo pertenece instruir los medios o instrumentos externos por los cuales se nos aplique este beneficio, como son los sacramentos y el ministerio de la Palabra y de ellos.

3. De estos, no hallamos en la divina historia—cuanto a los verdaderos sacramentos toca—que él haya instituido más de dos (que propiamente se puedan llamar sacramentos, instituidos y ordenados para el fin ya dicho), los cuales son e el bautismo y f la santa cena.  Los demás que en este número han sido puestos o lo fueren de aquí adelante, los tenemos por adulterinos, si son invenciones de hombres que, con blasfemo atrevimiento, los inventaron (como se puede decir de la confirmación con el aparato que hoy se ejercita en la Iglesia Romana); o si son ritos y costumbres que tengan algún fundamento en la divina Palabra, necesarias por ventura otro tiempo, empero que ahora serían superfluas (como se puede decir de la unción de los enfermos, ahora llamada extremaunción); o necesarias siempre y en todo tiempo en la Iglesia, empero que no son más que ritos, aunque sacros (como se puede entender de la penitencia [arrepentimiento], del orden [ordenación] del ministerio y del matrimonio); aunque los tenemos y observamos por ritos sacros y necesarios, instituidos de Dios, no los llamamos ni tenemos por sacramentos en la significación arriba dicha.


a Marcos 16:16; Juan 3:5-8.

b 1 Pedro 3:21.

c Romanos 4:11-12; Gálatas 3:27.

d Isaías 53:11; Juan 8:30-31; 13:17-11; 14:16-17, 25-26.

e Juan 3:5-8; Mateo 28:19; Marcos 16:16.

f Mateo 26:26-29; Lucas 22:14-20; Marcos 14:22-25; 1 Corintios 11:23-28.

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Ver también: Origen tardío de la doctrina de la transubstanciación, y temprana oposición a la misma; Sobre los medios que Dios usa para impartir Su gracia; Sobre el bautismo; La Cena del Señor; Sobre la liturgia ginebrina de Juan Calvino para la celebración de la Cena del Señor; Calvino: El segundo mandamiento prohibe las invenciones humanas en el culto al Dios verdadero; Pretender adorar a Dios en cualquier forma no prescrita por Él es superstición e idolatría; La luz de la naturaleza es insuficiente para prescribir la manera aceptable de adorar al Señor; Sermón expositivo de Éxodo Caps. 35-39, 1ª parte: El principio regulador del culto como señal de la relación pactual entre Dios y Su pueblo (audio); La espiritualidad de la verdadera adoración en el Nuevo Testamento; El culto de la sinagoga fue el modelo del culto de la Iglesia apostólica; Sermón temático: Soli Deo gloria (audio); Apocalipsis 9:13-21 (La sexta trompeta): Sugerencias para reflexionar y aplicar a nuestras vidas; Sermón temático: Sola gracia (audio); La correcta interpretación de Romanos 10:9-10 (monergismo vs. sinergismo); Presbiterianismo en la primera reforma en Inglaterra.

Apocalipsis 9:13-21 (La sexta trompeta): Sugerencias para reflexionar y aplicar a nuestras vidas

G. K. Beale, Revelation: A Shorter Commentary (Eerdmans, 2015), pp. 197-198.

Apocalipsis 9:13-21.

Sobre la seriedad del engaño.  Estos versículos presentan un cuadro de criaturas feroces que representan a espíritus demoniacos que traen tormento a los no creyentes.  Un examen cuidadoso de este cuadro muestra que la manera real en que estas criaturas confrontan a la gente es a menudo mediante falsos maestros (dentro y fuera de la iglesia), que promueven la adoración de cualquier cosa excepto del Dios verdadero.  ¿Sería posible que por tener una interpretación literalista de Apocalipsis, en virtud de la cual esperamos ser confrontados por caballos sobrenaturales con colas de serpientes o por alguna fuerza militar letal moderna, estemos perdiéndonos de la realidad espiritual muy presente de estos seres en medio de nosotros?  ¿Qué tan seriamente tomamos la amenaza de la falsa enseñanza? ¿La vemos como un mero, aunque desagradable, fenómeno humano, o como algo impulsado por espíritus demoniacos?  ¿Cómo respondemos a tales amenazas?  ¿Acudimos sin desviación a la Palabra de Dios para protección, puesto que es la única fuente de verdad contra tales amenazas?  En otro lugar Juan dice, “sois fuertes, y la palabra de Dios permanece en vosotros, y habéis vencido al maligno” (1ª Juan 2:14); esto significa (en el contexto), que la fuerza para vencer las falsas enseñanzas del diablo proviene solamente de “la palabra de Dios.”

Sobre la naturaleza de la idolatría.  Estos versículos presentan un cuadro de la idolatría mayormente en línea con el del Antiguo Testamento: la adoración de ídolos de oro, plata y otros materiales.  El contexto más amplio de Apocalipsis, que habla de la destrucción de todas las cosas creadas, muestra que estos materiales humanos representan cualquier cosa que no es Dios, es decir, la adoración de las criaturas en lugar del Creador [Romanos 1:25].  ¿Qué modalidades de idolatría existen en nuestra sociedad?  El oro no es malo en sí mismo, pero lo es si es adorado.  ¿Y qué tal los deportes, las carreras profesionales, las actividades recreativas, o la adquisición de dinero y posesiones materiales?  ¿Y qué de cosas claramente malas como la pornografía?  ¿Qué tan extensiva es la idolatría en nuestra experiencia?  ¿No será que parte del engaño es que hemos restringido la “idolatría” a la adoración de ídolos literales?  Cualquier cosa con la que estemos más comprometidos que con Dios es un ídolo, incluyendo el culto a nosotros mismos.

La nocividad de la idolatría.  Juan conecta aquí la idolatría con homicidios, hechicerías, inmoralidad y robos [9:21].  Si la observación del Antiguo Testamento ha de ser tomada seriamente, los idólatras se vuelven tan ciegos y mudos como lo que adoran [ver Salmo 115:4-8; 135:15-18; Isaías 44:9; Ezequiel 12:2].*  Entonces quedan anestesiados, en palabras del comentario, a todo lo que es bueno y a todo lo que es de Dios, a la vez que caen más y más profundamente en las garras de las fuerzas de las tinieblas, como Juan lo retrata tan vívidamente.  ¿Es así como la idolatría conduce a estas espantosas formas de pecado y rebelión?  ¿Cómo ha usado Satanás la idolatría para conducir a la gente más y más a las tinieblas?  ¿Existe un punto más allá del cual es imposible el arrepentimiento?  ¿Cómo podemos guardarnos contra siquiera comenzar con las prácticas idolátricas, puesto que sabemos a dónde conducen inevitablemente?


* Nota del traductor: Ver La “Ley de la racionalidad inversa” de Merold Westphal.

Gregory K. Beale es el titular de la Cátedra J. Gresham Machen de Nuevo Testamento y Profesor de Nuevo Testamento y Teología Bíblica en Westminster Theological Seminary (Filadelfia, EUA) y ministro de la Orthodox Presbyterian Church (EUA).  Fue educado en Southern Methodist Univeristy, Dallas Theological Seminary y en la Universidad de Cambridge (doctorado).  Fue profesor del Departamento de Filosofía y Religión de Grove City College (Pennsylvania), de Nuevo Testamento en Gordon-Conwell Theological Seminary, y de Nuevo Testamento de la Escuela de Posgrado de Wheaton College.  Es autor de varios libros sobre el uso del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento, Teología Bíblica y Nuevo Testamento, incluyendo el Comentario al Apocalipsis de la serie New International Greek Testament Commentary (Nuevo comentario internacional del texto griego del [Nuevo] Testamento). En español está disponible su libro Una Teología Bíblica del Nuevo Testamento: El Desarrollo del Antiguo Testamento en el Nuevo.

Traducción: Alejandro Moreno Morrison.

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Ver también: Dejen de decir que el amilenialismo es pesimista y el posmilenialismo optimista; Las raíces del pecado sexual; La fe de los estatistas; La perspectiva histórico-redentora idealista del Apocalipsis; Naturaleza del libro de Apocalipsis; Introducción al Apocalipsis, 1ª parte (audio); Introducción al Apocalipsis, 4ª parte (audio); Introducción al Apocalipsis, 5ª parte (audio); El 2º mandamiento prohíbe las imágenes (aunque sean sólo para fines didácticos o de ornamento) — “Catecismo de Heidelberg” y comentario de Ursino; Dos sermones sobre Éxodo 32:1-33:6, episodio del becerro de oro (audios); Pretender adorar a Dios en cualquier forma no prescrita por Él es superstición e idolatría; Calvino: El segundo mandamiento prohibe las invenciones humanas en el culto al Dios verdadero; La luz de la naturaleza es insuficiente para prescribir la manera aceptable de adorar al Señor; Contraste entre los linajes de Caín (simiente de la serpiente) y de Set (simiente de la mujer); Sermón temático: Soli Deo gloria (audio); Conferencia: ¿De quién es la imagen? El mensaje de la respuesta del Señor Jesús a la pregunta sobre el tributo romano (video); Para entender el Apocalipsis, conferencia en dos partes (audios); La enseñanza bíblica sobre la adoración pública del Dios verdadero (video-conferencia – bilingual video-lecture); Pascal: Cuando veo la ceguera y miseria del hombre…; Pascal: Descubir lo verdadero y lo bueno no está dentro de nosotros; Aborto: La esclavitud de nuestra generación; La música en la Iglesia occidental a principios del S. XVI; Hay suficiente luz para quienes desean creer en Cristo y suficiente oscuridad para quienes no; Paralelismo o recapitulación en las visiones apocalípticas de Daniel (gráfico); Cómputo de los 70 septenos (“sietes” o “semanas”) de la profecía de Daniel 9:20-27; La profecía de las setenta “semanas” (Daniel 9:20-27).

History of the Reformation in Mexico

By Alejandro Moreno Morrison.

To the memory of my great-great-grandfather,

the REV. ARCADIO MORALES ESCALONA, Th. D.,

who rests from his labours for his deeds follow him (Revelation 14:13).

Anyone acquainted with Mexican history will realize that the title above is ambiguous. That is because, on the one hand, there is a period in the Mexican political and legal history known as the Reformation, while the term “Reformation”, on the other hand, has a very specific and well defined religious and theological connotation in ecclesiastical contexts.   Such ambiguity is intended since there is a close relationship between the political movement in Mexico called the Reformation and the history of the Presbyterian Church in Mexico. Furthermore, some readers will be able to notice, as well, some of the similarities that at least I see between the English Reformation and Mexico’s political “Reformation”.

The political “Reformation” in Mexico (1830-­1870) was the movement carried out by the “Liberals” (in its classical European sense rather than the modern sense) against the conservative oligarchy and the Roman­-Catholic clergy, who together concentrated all the economic, social, religious and political power in Mexico. Both, the time frame and the movement itself, overlap with the beginnings and development of the evangelical movement in Mexico, which eventually lead (in one of its several branches) to the foundation of the Presbyterian Church in Mexico.

In the summer of 1822, «Diego» Thompson (a Scottish missionary of Presbyterian background) arrived to Peru with the twofold mission of establishing schools in the “Lancasterian” method and of distributing Bibles in Spanish as an agent of the British and Overseas Bible Society.  It took him five years to make his way up north from Peru to Mexico City, where he arrived in May 1827, with 300 Bibles and 1,000 New Testaments.  The newly arrived Bibles immediately got the attention of many people. On the one hand, a few Roman-Catholic clergymen and such statesmen as Dr. José María Luis Mora, “considered the father of Liberalism in Mexico”, received favourably the distribution of Bibles.  Nevertheless, the official reaction of the Dioceses of Mexico was to ban the circulation of the Bible, and to confiscate and burn those Bibles already distributed among the people, even though such Bibles were the authorized Spanish translation of the Roman Church with the Apocrypha (the Scío de San Miguel version, published in Barcelona, 1820). In spite of the ban, Bibles continued arriving into Mexico and Circulating clandestinely throughout the decades of the 1830’s to the 1860’s.  

This was a time of great turmoil in Mexico as the Conservative Party (and the Roman-Catholic Church) strived to maintain its power, while from the outside Mexico faced war with the United States of America (USA) and intervention from France.  But above and beyond the earthly affairs of the “city of man”, a Christian soldier of the USA Army saw the Mexican War as an opportunity to build the “City of God” by distributing Spanish Bibles to the Mexican people wherever he went.  Likewise, during the French intervention (1864­ 1867), a Moravian chaplain of the French Army lead evangelical worship services in downtown Mexico City.  By the mid­-1850’s, the Liberal Party gained control of the Mexican Congress and passed a set of laws known as the “Reformation Laws,” as well as the 1857 Constitution, patterned after the USA Constitution.  A ruling criterion and aim of the new legislation was to limit the power of the Roman­-Catholic clergy and to recognize religious freedom and freedom of expression.  Moreover, a number of buildings and estates that were property of the Roman-Church (which owned 70% of the real-e­state property in Mexico) were “secularized,” that is, taken away from ecclesiastical hands to be destined for public use or to be sold for productive activities (very much as Henry VIII had done in England over 300 years earlier).  Eventually, the use of several of these “secularized” buildings was granted to Protestant Churches and organizations like the Bible Society.  

All such changes were officially condemned by the Roman pope Pius IX and thus opposed by the majority, though not all, of the Mexican Roman-Catholic clergy.  In fact, a schism was brought about by a small group of priests who sworn loyalty to Mexico and the new Reformation Laws and who thereby endeavoured to establish “the Reformed Mexican Catholic Church independent from that of Rome” and upon the foundations of the early Church.   These “Mexican Catholics” turned to the Episcopal Church o the USA for a serious ecclesiastical authority that would provide their meetings with an official character and to credit their gatherings toward the formation of a church.  The first evangelical service of this group took place in Mexico City in November 18, 1865.  

A couple of years later, a Presbyterian Church was established in Villa de Coss, Zacatecas, as a result of the preaching of Dr. Julius Mallet Prevost, elder in the Presbyterian Church and Consul of the USA in that city.  The church grew rapidly with members from all the ranks of society (including governors and local cabinet members) and established churches in nearby cities like Fresnillo and Concepción del Oro. By 1870, these Presbyterian Churches came under the wing of the Pennsylvania Synod.

In 1868, the Episcopal Church of the USA sent a missionary pastor to Mexico, the Rev. Henry C. Riley. Rev. Riley was born and had spent part of his life in Santiago de Chile, and was pastor of a large Spanish-speaking congregation in New York, so he was fluent in Spanish.  A few months after his arrival, the Rev. Riley sent back to the USA the following report: “A perfect hurricane of Protestant desires is raging against the Roman Church. I felt, as if I had suddenly found myself in the Reformation time. The great task to be accomplished is to edify as soon as possible churches and educational institutions.”  In time, instead of the “Reformed Mexican Catholic Church”, the Mexican Episcopal Church was established with people coming from the Mexican Catholic movement and several “evangelical societies» that had functioned clandestinely over the previous decades.  

One of the leaders of this church, don Julián Rodriguez, persistently invited Mrs. Felipa Escalona de Morales to attend their services.  Mrs. Escalona de Morales (or Mrs. Morales) was a pure Mexican Indian (thus at the lowest rank in society) and a member of the Liberal Party.  She worked in the domestic service at the residence of Ignacio Ramírez, one of the top leaders of the Liberal Party. Although Ignacio Ramirez was an atheist and had inclinations to the occult, he gave Mrs. Morales a Bible.  Albeit not formally educated, Felipa and her husband Bartolo enjoyed a quite awakened mind and had learned to read and write. From an early age, Felipa taught her son Arcadio to read and to love the Bible. Both parents were very religious, although they did not attend the Roman-Catholic mass.  

In January 1869, Felipa Morales sent her son Arcadio (who had just turned 19 years old) to a Tuesday service in the Protestant Church on her behalf.  Arcadio Morales was deeply scandalized by the mere suggestion of attending a Protestant gathering. At the end he attended merely out of obedience to his mother, who asked him “to see and to hear and to report back to her”. Thought not willingly, Arcadio attended the service with a friend of him and Mr. Rodríguez, the church leader who had been so persistent in inviting the Morales­-Escalona family.  On that particular week­day service an infant baptism was administrated.  The Protestant service made a powerful impression on the young Arcadio, who told Mr. Rodriguez that, if that was what Protestantism was all about, he had been a Protestant already for a long time. 

Nevertheless, Arcadio entered into a deep conflict of conscience upon the mere thought of leaving the religion in which he had been raised.  For the first time, he addressed a prayer in his own words: “My God, You see in what state I am; I do not know on whose side lays the truth; but You, who are neither Catholic nor Protestant, help me; I do not want my soul to be lost. If this new religion is the true one, let me embrace it with all my heart, and if that in which I have lived is Yours, then, Lord, do not let me abandon it even for a moment”. Then he took yet another step toward making up his mind about the matter; he purchased two Bibles, one Roman-­Catholic and another Protestant, in order to confirm that the Protestant Bible was not different and, therefore, that all these years reading the Bible had led him to be a “Protestant” albeit unaware of it.  One week after his first visit, Arcadio Morales Escalona was back in the Protestant service, now with a passionate devotion for the gospel. He soon became a “reader” at the Church, while also involved in the distribution of Bibles, and the preaching of the gospel in public places.  

A few years later (October 1872), the first Presbyterian missionaries (proper) from the USA (mostly from Pennsylvania) arrived to the coastal city of Veracruz, off the Gulf of Mexico. The missionaries were Mr. & Mrs. Henry Clifton Thompson, Mr. & Mrs. Paul H. Pitkins, Mr. & Mrs. Maxwell Phillips, Miss Helen P. Allen. A couple of months later (December 28, 1872), the Rev. & Mrs. Merril N. Hutchinson arrived to Mexico City and immediately got in touch with the Protestant Church and the young Arcadio Morales.  

The arrival (thus the growing presence) of the Presbyterian missionaries into an Episcopal environment inevitably brought about the discussion of church polity.  The Episcopalians were advocating for the appointment of an “Archbishop of the Evangelical Missions in Mexico” to oversee all of the evangelical societies and incipient churches. Moreover, as it was in the very origins of the Presbyterian movement in the Church of England, the issue was also raised concerning the use of vestments and other «Romish rituals» that remained in the worship of that nascent Protestant Church.  

Once again, the young Arcadio faced a dilemma on matters of the highest order: What is the right way of worshipping the Lord? After earnest prayer and long conversations with the Rev. Hutchinson on the matter (guided by Scripture as their sole authority), Arcadio embraced the Presbyterian polity and manner of worship leaving behind the Episcopal ways, and thus took the firm resolution “of establishing the Presbyterian Church in the capital of the [Mexican] Republic”. Like the Presbyterian forefathers, Arcadio was excommunicated from the Episcopal Church for his Presbyterian persuasion, which they took as «treason.» “Yet”—he records— “with a small number of brethren who followed me, we continued unaltered fighting against the common enemy, ‘Romanism’, and laying the foundations of Presbyterianism in the capital [city] of Mexico”.  

In time, a small faculty of professors was formed in order to provide theological education to future Mexican ministers like Arcadio Morales. Such faculty included originally the missionary pastors Maxwell Phillips (Greek) and M. N. Hutchinson (Theology). In the years to come such faculty was enriched with the involvement of L. Polemus, Rollo Ogden, J. Milton Green (Th. D.), S. T. Wilton, (Th. D.), and Hubert Brown, (Th. D.).  

On the 21st of May, 1874, Arcadio was examined and approved on his theological training, in the constituting meeting of the Presbyterian Church in Mexico City (which lasted four days with recesses).  He, then, proceeded to make his public profession of faith and to be baptized (since Presbyterians did not accept the Roman baptism) along with other 64 believers who were the first members of the first Presbyterian Church in Mexico City.  

The Presbyterian Church was growing so rapidly, not only in Mexico City but also throughout all the Mexican territory, that there was a growing need for pastors all throughout Mexico. Along with ten other “seminarians” Arcadio Morales continued his theological education under the Presbyterian missionaries above mentioned. By 1878, the theological education and aptitudes of these young Mexicans were deemed appropriate to proceed to ordain them to the holy ministry in the Presbyterian Church.  That same year, 1878, the Rev. Arcadio Morales Escalona became the first pastor of “El Divino Salvador”, the first Presbyterian Church in Mexico City, with 240 registered members, 88 children baptized and growing!       

The Reformation had taken root in Mexican soil.

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Alejandro Moreno Morrison is a Mexican lawyer and Reformed theologian.  He earned a law degree (equivalent to the LLB) at Escuela Libre de Derecho (Mexico City), and a Master of Arts in Biblical Studies from Reformed Theological Seminary (Orlando, Florida), part of such theological studies included a summer at the University of Oxford.  At Reformed Theological Seminary he was teaching assistant of the Rev. Dr. Ronald H. Nash.  He was also Spanish resources consultant for the Rev. Dr. Richard L. Pratt at Third Millennium Ministries.  Alejandro has ministered as intern, teacher, and visiting preacher and teacher at churches and missions of several denominations including Iglesia Presbiteriana Reformada de México, Iglesia Nacional Presbiteriana de México, Iglesia Nacional Presbiteriana Conservadora de México, Iglesia Presbiteriana Ortodoxa Reformada, the Presbyterian Church in America, the Presbyterian Church of Ireland, and the Reformed Presbyterian Church, North America Synod.  With the latter he was in charge of a mission congregation in Mexico City during 2014.  He has also been guest lecturer in Systematic Theology, Ethics, Evangelism, and Apologetics at Seminario Teológico Reformado of Iglesia Presbiteriana Reformada de México, in Contemporary Political Systems at the Faculty of Law of Universidad Nacional Autónoma de México, and in Corporate law at the Massachusetts Institute of Technologies (Global Startup Lab for Mexico).  Since 2010 he is adjunct lecturer in Jurisprudence at Escuela Libre de Derecho.

¿Qué tipo de libro es el Apocalipsis?

G. K. Beale, Revelation: A Shorter Commentary (Eerdmans, 2015), pp. 4-6.

Apocalipsis combina aspectos de tres diferentes tipos de escritos — apocalíptico, profecía y epístola.  La palabra “apocalíptico” viene de la palabra griega para “revelación” y puede referirse a literatura cuyo interés está en detallar los eventos de los tiempos finales…  Muchos libros apocalípticos fueron escritos antes, durante y después del tiempo del Nuevo Testamento, la mayoría provenientes de círculos judíos más que de círculos cristianos…

Aunque hay muchas definiciones de apocalíptico, es mejor entenderlo como una intensificación de profecía…  “Apocalíptico” no debe ser visto como muy diferente de “profecía,” pero el primero contiene una amplificación y concentración más intensa de los elementos literarios y temáticos encontrados en la segunda.  Lo que es a veces amplificado en la literatura apocalíptica es el origen de la revelación (es decir, visiones del trono de Dios, descripciones de su gloriosa apariencia, ángeles alrededor del trono, descripciones del templo celestial en donde se encuentra el trono, etc.).  Que esto es lo que tenemos sobre todo en Apocalipsis se pone de manifiesto por la descripción adicional del libro como “profecía” en 1:3, así como en 22:6-7, 10, donde encontramos textualmente paralelos con 1:1, 3 (lo cual es indicado todavía más al observar la referencia a “profetas” en 22:6…).  Además, “apocalipsis” en 1:1 es una alusión directa a Daniel 2, en donde la palabra se refiere a una revelación profética comunicada por Dios al profeta Daniel…  En este sentido, Apocalipsis ha de entenderse mejor como colocándose dentro del género de obras profético-apocalípticas del Antiguo Testamento, especialmente aquéllas de Ezequiel, Daniel y Zacarías…

Juan se ve a sí mismo, por lo tanto, en línea con los profetas del Antiguo Testamento, si bien como aquellos profetas que, como Daniel,Ezequiel y Zacarías, tienen un interés específico en los últimos tiempos.  El interés de los profetas era tanto pro-clamar exhortaciones para aplicar a las personas en el presente como en pre-decir el futuro.  Como ya se dijo, como una obra apocalíptico-profética el Apocalipsis se enfoca más en la fuente de la revelación de lo que lo hace la literatura profética.  El origen de la revelación es el salón del trono de Dios en el templo celestial…  También hay un énfasis en esta perspectiva celestial de manera que las iglesias recuerden que hay luchas espirituales reales dándose “tras bambalinas” de lo que parecen ser eventos o apariencias terrenales insignificantes.  De hecho, la razón para dirigirse a las iglesias mediante sus ángeles representantes es recordarles que ya han comenzado a participar en la dimensión celestial y que su verdadero y eterno hogar está en la dimensión de cielos nuevos y tierra nueva… inaugurada mediante la muerte y resurrección de Cristo…  Tal recordatorio debe animarlas a no poner su seguridad última en el viejo mundo, como lo hace la gente terrenal incrédula e idólatra…  El enfoque en la perspectiva celestial también hace que las iglesias se den cuenta de que su victoria sobre la amenaza de ceder ante la idolatría viene en última instancia de la esfera celestial, donde el Cordero y Dios sentados en el trono son fuerzas centrífugas ejerciendo su poder sobre la tierra mediante el Espíritu…

…La revelación celestial también choca con la evaluación de la historia y los valores de la perspectiva humana terrenal y por lo tanto demandan que la gente cambie y realinee sus puntos de vista con la perspectiva celestial.  A este respecto, la gente en las iglesias es exhortada a someterse a las demandas del mensaje del libro o de lo contrario enfrentar juicio.  Los lectores de Juan viven en una cultura mundana que hace que el pecado parezca normal y que la rectitud parezca extraña…  En particular, Juan escribe porque percibe que existe un peligro real de que las iglesias se conformen a los valores que el sistema mundano considera “normales” y no a la verdad trascendente de Dios…

El foco de atención de la revelación que Juan recibió de Dios es cómo ha de conducirse la Iglesia en medio de un mundo impío.  La revelación celestial da una perspectiva enteramente diferente a la ofrecida por el mundo. Los creyentes son confrontados por la elección de alinear sus vidas y conducta con una perspectiva u otra, y su destino eterno depende de esa elección…  los eventos de [Apoclipsis] tienen que ver con la situación de la vida real de la Iglesia en todas las edades, no nada más en el futuro de los últimos tiempos.  Los creyentes siempre están enfrentando la amenaza de ceder en alguna forma u otra.  Deben someterse al mensaje como Juan lo ha traído, o enfrentar el juicio de Dios.  ¡Qué triste es que el estudio de Apocalipsis en la Iglesia de hoy lo considere meramente como futurología en vez de verlo como un mensaje que provee una mentalidad o cosmovisión histórico-redentora para la Iglesia!  De hecho, desde el principio (1:3), Apocalipsis se describe a sí mismo como profecía.  Y, como en el Antiguo Testamento y como ya se dijo, la profecía en Apocalipsis involucra tanto proclamación de exhortaciones para el presente como predicción del futuro.  

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Gregory K. Beale es el titular de la Cátedra J. Gresham Machen de Nuevo Testamento y Profesor de Nuevo Testamento y Teología Bíblica en Westminster Theological Seminary (Filadelfia, EUA) y ministro de la Orthodox Presbyterian Church (EUA).  Fue educado en Southern Methodist Univeristy, Dallas Theological Seminary y en la Universidad de Cambridge (doctorado).  Fue profesor del Departamento de Filosofía y Religión de Grove City College (Pennsylvania), de Nuevo Testamento en Gordon-Conwell Theological Seminary, y de Nuevo Testamento de la Escuela de Posgrado de Wheaton College.  Es autor de varios libros sobre el uso del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento, Teología Bíblica y Nuevo Testamento, incluyendo el Comentario al Apocalipsis de la serie New International Greek Testament Commentary (Nuevo comentario internacional del texto griego del [Nuevo] Testamento). En español está disponible su libro Una Teología Bíblica del Nuevo Testamento: El Desarrollo del Antiguo Testamento en el Nuevo.

Traducción: Alejandro Moreno Morrison.

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Ver también: Dejen de decir que el amilenialismo es pesimista y el posmilenialismo optimista; Apocalipsis 9:13-21 (La sexta trompeta): Sugerencias para reflexionar y aplicar a nuestras vidas; Naturaleza del libro de Apocalipsis; La perspectiva histórico-redentora idealista del Apocalipsis; Para entender el Apocalipsis, conferencia en dos partes (audios)Introducción al Apocalipsis, 1ª parte (audio)Introducción al Apocalipsis, 4ª parte (audio)Introducción al Apocalipsis, 5ª parte (audio)Orígenes jesuitas y pentecostales del dispensacionalismoCómputo de los 70 septenos (“sietes” o “semanas”) de la profecía de Daniel 9:20-27Paralelismo o recapitulación en las visiones apocalípticas de Daniel (gráfico)Las dos preguntas de los discípulos respecto de la destrucción de Jerusalén (Mateo 24)Jerusalén: Lugar del fin de la antigua eraAmpliación en el Nuevo Testamento de la noción judía del Reino de Dios y de Jerusalén como su sedeLa extensión del territorio del reino del Mesías (Salmo 72:8-11)Serie de sermones de Hechos 1:1 al 2:41 (audios)Antiguo y Nuevo Testamentos: ¿Diferentes fotos o una misma película?El reino del Mesías y Su IglesiaEl Reino de Dios a lo largo de la historia de la redenciónLa fusión del Reino de Dios y el reinado de la dinastía davídica en SalmosSermón expositivo del Salmo 67 (audio)Brevísima introducción a la teología bíblica del evangelismo y las misiones (audio)La proclamación del reino en los evangelios sinópticos (incluyendo el significado de las parábolas del reino en Mateo 13 y Marcos 4)Este mundo está lleno del poder redentor de Dios (las parábolas de la semilla de mostaza y de la levadura).Sermón expositivo de Hechos 1:6-7. La restauración del Reino a Israel (audio)Sermón expositivo de Hechos 1:8: El Reino del Mesías y la Gran Comisión (audio)Sermón expositivo de Hechos 1:9-11. Cumplimiento de la profecía de Daniel 7 en la ascensión del Señor (audio).La profecía de las setenta “semanas” (Daniel 9:20-27)Sermón expositivo de Hechos 2:29-40: El cumplimiento de la profecía del Salmo 110 y el arrepentimiento para el perdón de pecados (audio)Transición pública del antiguo pacto al nuevo pacto en pentecostésSignificado escatológico del PentecostésRestauración de Israel: Implicaciones escatológicas de la elección del reemplazo de Judas (Hechos 1:15-26)Sermón expositivo de Hechos 1:12-26: La elección del sustituto de Judas (audio)Definición bíblica del concepto “postreros días” (eschaton)El valle de los huesos secos (Ezequiel 37:1-14)El Señor Jesucristo es ya el rey mesiánico que se ha sentado en el trono de David; La “Ley de la racionalidad inversa” de Merold Westphal.

La perspectiva histórico-redentora idealista del Apocalipsis

G. K. Beale, Revelation: A Shorter Commentary (Eerdmans, 2015), p. 9. 

La perspectiva idealista ve todo el libro [Apocalipsis] como una presentación simbólica de la batalla entre el bien y el mal.  Los sellos, copas y trompetas hablan una y otra vez acerca de los eventos de la historia humana en todas las edades y dan a los creyentes de todas las edades una exhortación a ser fieles de cara al sufrimiento (por ello es “histórico-redentora”).  Creemos que esta perspectiva es sustancialmente correcta pero que debe ser modificada a la luz del hecho de que partes del Apocalipsis definitivamente sí se refieren a eventos futuros del fin concernientes al retorno de Cristo, Su victoria final sobre el enemigo, y el establecimiento de su reino celestial.  Muchos de los eventos profetizados hablan igualmente a la vida de la Iglesia en todas las generaciones, excepto aquellos eventos particulares que tienen que ver con el fin de la historia y el retorno de Cristo.  Preteristas e historicistas están en lo correcto hasta cierto punto en entender que varias porciones de la visión de Juan se cumplen en alguna medida en eventos históricos.  El hecho es, no obstante, que su mensaje no está ligado exclusivamente a esos eventos particulares, pues Apocalipsis tiene su cumplimiento en innumerables eventos a lo largo de la era de la Iglesia.

Como tal, el mensaje de la epístola es de relevancia y valor para todos los creyentes de todas las edades, que es la razón por la cual la visión fue dada a Juan.  Quizá debiésemos llamar a ésta una perspectiva histórico-redentora idealista ecléctica, puesto que aunque el enfoque es en una presentación simbólica de la batalla entre el bien y el mal y en eventos históricos que se repiten durante la era de la Iglesia, aspectos de las perspectivas preteristas, historicista y futurista son incorporados (por ello “ecléctica”).  Conforme vayamos desarrollando el bosquejo del libro, quedarán claras las razones por las que adoptamos esta perspectiva.

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Gregory K. Beale es el titular de la Cátedra J. Gresham Machen de Nuevo Testamento y Profesor de Nuevo Testamento y Teología Bíblica en Westminster Theological Seminary (Filadelfia, EUA) y ministro de la Orthodox Presbyterian Church (EUA).  Fue educado en Southern Methodist Univeristy, Dallas Theological Seminary y en la Universidad de Cambridge (doctorado).  Fue profesor del Departamento de Filosofía y Religión de Grove City College (Pennsylvania), de Nuevo Testamento en Gordon-Conwell Theological Seminary, y de Nuevo Testamento de la Escuela de Posgrado de Wheaton College.  Es autor de varios libros sobre el uso del Antiguo Testamento en el Nuevo Testamento, Teología Bíblica y Nuevo Testamento, incluyendo el Comentario al Apocalipsis de la serie New International Greek Testament Commentary (Nuevo comentario internacional del texto griego del [Nuevo] Testamento). En español está disponible su libro Una Teología Bíblica del Nuevo Testamento: El Desarrollo del Antiguo Testamento en el Nuevo.

Traducción: Alejandro Moreno Morrison.

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Ver también: Dejen de decir que el amilenialismo es pesimista y el posmilenialismo optimista; Apocalipsis 9:13-21 (La sexta trompeta): Sugerencias para reflexionar y aplicar a nuestras vidas; Naturaleza del libro de Apocalipsis; Para entender el Apocalipsis, conferencia en dos partes (audios); Introducción al Apocalipsis, 1ª parte (audio); Introducción al Apocalipsis, 4ª parte (audio); Introducción al Apocalipsis, 5ª parte (audio); Orígenes jesuitas y pentecostales del dispensacionalismo; Cómputo de los 70 septenos (“sietes” o “semanas”) de la profecía de Daniel 9:20-27; Paralelismo o recapitulación en las visiones apocalípticas de Daniel (gráfico); Las dos preguntas de los discípulos respecto de la destrucción de Jerusalén (Mateo 24); Jerusalén: Lugar del fin de la antigua era; Ampliación en el Nuevo Testamento de la noción judía del Reino de Dios y de Jerusalén como su sede; La extensión del territorio del reino del Mesías (Salmo 72:8-11); Serie de sermones de Hechos 1:1 al 2:41 (audios); Antiguo y Nuevo Testamentos: ¿Diferentes fotos o una misma película?; El reino del Mesías y Su Iglesia; El Reino de Dios a lo largo de la historia de la redención; La fusión del Reino de Dios y el reinado de la dinastía davídica en Salmos; Sermón expositivo del Salmo 67 (audio); Brevísima introducción a la teología bíblica del evangelismo y las misiones (audio); La proclamación del reino en los evangelios sinópticos (incluyendo el significado de las parábolas del reino en Mateo 13 y Marcos 4); Este mundo está lleno del poder redentor de Dios (las parábolas de la semilla de mostaza y de la levadura).; Sermón expositivo de Hechos 1:6-7. La restauración del Reino a Israel (audio); Sermón expositivo de Hechos 1:8: El Reino del Mesías y la Gran Comisión (audio); Sermón expositivo de Hechos 1:9-11. Cumplimiento de la profecía de Daniel 7 en la ascensión del Señor (audio).; La profecía de las setenta “semanas” (Daniel 9:20-27); Sermón expositivo de Hechos 2:29-40: El cumplimiento de la profecía del Salmo 110 y el arrepentimiento para el perdón de pecados (audio); Transición pública del antiguo pacto al nuevo pacto en pentecostés; Significado escatológico del Pentecostés; Restauración de Israel: Implicaciones escatológicas de la elección del reemplazo de Judas (Hechos 1:15-26); Sermón expositivo de Hechos 1:12-26: La elección del sustituto de Judas (audio); Definición bíblica del concepto “postreros días” (eschaton); El valle de los huesos secos (Ezequiel 37:1-14); El Señor Jesucristo es ya el rey mesiánico que se ha sentado en el trono de David.

La “Ley de la racionalidad inversa” de Merold Westphal

Paul Copan, A Little Book for New Philosophers: Why and How to Study Philosophy (Intervarsity Press, 2016), pp. 56-57.  Traducción y notas de Alejandro Moreno Morrison.

“La habilidad del pensamiento humano para no ser distorsionado por el deseo pecaminoso es inversamente proporcional a la importancia existencial del asunto que trate.”[1]  Cuanto menos toque un asunto al núcleo de mi ser—mi humanidad—es menos probable que distorsione mi razonamiento.  Así, por ejemplo, es muy probable que mi pensamiento no sea distorsionado cuando percibo un canario de manglar en una rama afuera de mi ventana…  Pero, cuanto más se acerque una cuestión al núcleo de mi ser—elecciones morales, culpa, vergüenza, autoridad última, autonomía personal—mayor es la tendencia a “subordinar la verdad a otros valores.”[2]  La influencia noética del pecado—el impacto del pecado en la mente—seguramente afectará nuestro filosofar.*  Aunque las leyes de la lógica son neutrales, el uso de la razón no lo es.  La razón puede ser usada en rebelión contra Dios para reprimir la verdad y proteger la autonomía humana de la interferencia divina [Rom. 1:18-22].

Por otro lado, el Espíritu de Dios puede usar y usa la razón y los argumentos—incluyendo las razones en favor de la existencia de Dios o de la resurrección corporal de Jesús—para conducir a la gente a la verdad…  La razón… es un don de Dios para toda la humanidad.  Usada apropiadamente, ya sea para escribir un libro de texto de lógica o para construir puentes y rascacielos, la razón expresa la imagen de Dios en nosotros.  Y a menudo Dios ha usado la razón para persuadir mentes inquisitivas acerca de la verdad de la fe cristiana.


[1] Merold Westphal, “Taking St. Paul Seriously,” in Christian Philosophy, ed. Thomas P. Flint (Notre Dame: University Press, 1990), p. 205.  Justin Taylor ofrece la siguiente “traducción” a lenguaje más ordinario: “Cuanto más está una cuestión relacionada con el núcleo de que lo que eres y de lo que más te importa, hay más probabilidad de una distorsión pecaminosa y de una respuesta irracional.” (The Law of Inverse Rationality, junio 16, 2010).

[2] Ibid.

* N. del T.: La doctrina de los efectos noéticos del pecado fue rescatada por la Reforma y ocupa un lugar preponderante en la teología reformada («calvinista»), teniendo en Juan Calvino a uno de sus primeros exponentes en la Era Moderna.  Un artículo relevante para el asunto tratado en este fragmento es Paul Helm, “John Calvin, the sensus divinitatis, and the noetic effects of sin,” en International Journal for Philosophy of Religion 43: 87-107, 1998.  Otro exponente moderno de los efectos noéticos del pecado en el pensamiento filosófico es el matemático, científico, inventor, filósofo y téologo francés Blas Pascal. Por ejemplo en Pensamientos, 45, Pascal escribe:

El hombre no es más que un sujeto lleno de error natural que no puede ser erradicado excepto mediante la gracia. Nada le muestra la verdad, todo lo engaña. Los dos principios de la verdad, la razón y los sentidos, no solo no son genuinos, sino que ambos están dedicados al engaño mutuo. Los sentidos engañan a la razón mediante falsas apariencias, y, así como engañan al alma, son a su vez engañados por ella; ésta se venga. Los sentidos son alterados por las pasiones, las cuales producen falsas impresiones. Ambos compiten en mentiras y engaño.

Ver también, Pensamientos, 149, 183, 188, 395, 399, 421, y 693.

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Merold Westphal es Profesor de Filosofía en Fordham University.  Se graduó con honores de Wheaton College, y obtuvo el doctorado en Filosofía de la Universidad de Yale.  Comenzó su Carrera docente en Wheaton y luego se unió a la Facultad de Filosofía de Yale.  Posteriormente fue profesor de la Universidad Estatal de Nueva York, y más Adelante de Hope College.  Ha sido profesor de Filosofía de Fordham University desde 1987.  También ha sido profesor visitante en Juaniata College, Loyola College (Maryland), Villanova University, y la Universidad de Harvard, y profesor adjunto en Fuller Theological Seminary.  Fue presidente de la Hegel Society of America y la Søren Kierkegaard Society, Co-Director Ejecutivo de la Society for Phenomenology and Existential Philsophy, y miembro del Consejo Nacional de la American Philosophical Association.  Recibió la Medalla Aquino otorgada por la Universidad de Dallas, y ha dado conferencias en Estados Unidos, Europa, China y Brasil.  Ha sido en el consejo editorial de cinco revistas académicas y es el editor general la serie en Filosofía y Religión de Indiana University Press.  Además de haber publicado numerosos artículos en revistas académicas y en tomos de colecciones de obras, ha editado seis libros incluyendo Postmodern Philosophy and Christian Thought (1999).  Ver más en: Faith, Rationality, and the Passions – Participants (templeton.org).

Paul Copan es titular de la Cátedra de Filosofía y Ética de Palm Beach Atlantic University.

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Ver también: Hay suficiente luz para quienes desean creer en Cristo y suficiente oscuridad para quienes no; Algunas objeciones al cientismo; Las raíces del pecado sexual; Calvino sobre la ley natural (conocimiento innato de las semillas de equidad y justicia) para el gobierno del estado y el orden social; Efectos y alcances del pecado original (Génesis 3); La doctrina de la luz de la naturaleza en el libro “La ley divina para el gobierno eclesiástico”; Anthony Burgess sobre la ley natural y contra el teonomismo (Romanos 2:14-15); Influencia del calvinismo y del puritanismo en el pensamiento político de las colonias británicas en el norte de América (siglos XVII y XVIII); Juan Altusio (1557-1638), filósofo, jurista, teólogo, y estadista Reformado; La perfecta confiabilidad de Dios y de Su Palabra.